Entré hace unas semanas a mirar casas rurales en La Rioja para unos amigos que vienen por aquí estos días de Semana Santa y poder recomendarles algo y desde entonces, cada vez que entro en internet, me aparecen anuncios de casa rurales en La Rioja y alrededores. Salgo de casa a primera hora de la mañana para ir a mi trabajo y sin haber tecleado nada en el móvil me aparece un mensaje en el que me dice lo que voy a tardar en llegar. Consulté horarios de vuelos y desde entonces me aparecen también en internet ofertas para ese destino.
Estamos controlados por Google, en algún lugar de la nube está almacenada toda la información, saben todo de nosotros: nuestro nombre, dirección, edad, dónde trabajamos, correo electrónico, modelo de teléfono, compañía telefónica, el consumo de internet, las palabras que usamos con más frecuencia dentro de los correos electrónicos, las fotografías que hacemos con el teléfono (aunque las borremos y no las subamos nunca a una red social), qué compramos, cuándo lo hacemos, por dónde nos movemos, la fecha en que fuimos a aquel sitio y por qué ruta lo hicimos.
Lo saben todo. La culpa es nuestra. Les damos toda esa información para tener una cuenta gratis de correo electrónico, pagar con el móvil o para poder usar Google Maps. No pagamos con dinero. Pagamos en información. Información sobre cada uno de nosotros. Eso es lo más valioso.
Pero todavía pueden saber más sobre nosotros, como es el caso de Facebook, al que damos toda nuestra información personal: con quién estamos, dónde, qué hacemos, qué comemos, qué opiniones tenemos sobre cualquier cosa, qué libros leemos, qué películas nos gustan, qué días vamos a Laurel, si nos gustan más los pinchos de la calle San Juan o de San Agustín y si preferimos tinto o blanco. Los jóvenes y adolescentes son especialmente vulnerables por ser especialmente usuarios de las redes. Google lo controla todo, pero ¿quién controla a Google?
Esto es gran hermano de Orwell. Con la diferencia de que, como leía hace unos días en una entrevista a un filósofo coreano, en la novela “1984” de Orwell, la sociedad era consciente de ser dominada, mientras que hoy en día ni siquiera somos conscientes de esa dominación”. Si fuera un país, Facebook sería el país más poblado del mundo, con más de 2.000 millones de usuarios, pero ¿quién controla a Facebook? En su momento tuvieron problemas con las fake news, una manera fina de llamar a las noticias falsas. Estos días el mundo entero se ha escandalizado por el uso irregular de datos de millones de usuarios de Facebook para la campaña electoral de Trump. Vamos a ver cómo acaba todo esto y si les cae una buena sanción o queda en agua de borrajas.
Ante un poder político superado por el mundo digital, menos mal que nos quedan los medios de comunicación para denunciar este uso no autorizado de nuestros datos personales. En nuestras casas tenemos cerraduras, puertas blindadas e incluso alarmas. En el mundo digital, en cambio, dejamos la puerta abierta para que cualquiera que pase entre sin llamar y se lleve lo que quiera. En el mundo digital vivimos sin protección.