Es evidente que al ser humano le encanta amargarse la vida. Vale que tengamos que aguantar los agobios en el trabajo porque tenemos que pagar la hipoteca ¿pero qué sentido tiene estresarnos tanto en Navidad? Y eso, que dejo para otro día, tanto lo que nos suele remover estas fechas, como las complicadas reuniones familiares a manejar.
Decorar la casa, comprar los regalos, preparar comidas y cenas, reuniones de empresa, compromisos de todo tipo etc. etc. etc. y a todas partes corriendo. Un poco triste, en mi opinión, la verdad. Y, a la vez, vemos anuncios como el viral de estos días de Ikea, y se nos asoma la lagrimita.
Nos ha tocado nacer en esta sociedad, en este tiempo, con lo bueno y lo malo. Pero en lo profundo del corazón del ser humano, sin importar época ni cultura, palpita la ternura… esa añoranza de un suave abrazo, de una mirada, de un simple-mente estar junto al otro… en calma.
Adornemos en árbol prestando más atención al tacto, a lo sensorial, a lo que sentimos; y menos a los pensamientos, que, cual saltamontes, andan siempre brincando de un sitio para otro. Bajemos la auto-exigencia con humor: ¿o es que me van a dejar de querer porque se me queme el pavo? Aprendamos a delegar tareas aunque las cosas no salgan tan bien como “debieran”: lo perfecto puede resultar muy aburrido ¿no te parece? Y, fundamental, encontremos a lo que hacemos un sentido: ¿para qué voy a la cena de empresa con lo tímida que soy?
Navegantes… vayamos más a lo esencial… nos susurra El Principito.
∞ ∞ ∞ Imperfecta ante mí. ∞ Imperfecta ante los demás. ∞ Y sin embargo, más feliz. ∞ ∞ Más feliz… al ir… sumergiéndome… en lo sutil … de mis haceres. ∞ ∞ ∞
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***