Nuestra manera de sentir (a nosotros mismos y al mundo), de actuar y de pensar está en nuestras conexiones neuronales y se forma a través de nuestras relaciones, fundamentalmente en nuestra primera infancia. Posteriormente se puede modificar, o al menos flexibilizar, pero siempre en relación. Y esto explica por qué el cambiar es difícil (se tienen que crear circuitos neuronales), y por qué existimos los psicoterapeutas y no basta con un libro de autoayuda o programa informático para lograr cambios duraderos.
Esta es una de las ideas principales que desarrolla Ramón Riera en La Conexión Emocional, un libro que os recomiendo muy mucho y que por eso os voy a dejar aquí mi particular micro-resumen. Es fácil, agradable e interesante de leer: se nota que el autor ha aplicado lo que enuncia el título del libro a su estilo de escritura.
Resumen de la editorial: “¿Por qué ciertas personas reaccionan con seguridad y energía ante las dificultades, mientras que otras reaccionan con sentimientos de pequeñez y desánimo? Y lo que en la práctica es aún más importante, ¿cómo podemos cambiar esta manera involuntaria de reaccionar emocionalmente? El cerebro de los humanos ha evolucionado (neuronas espejo) para poder “trabajar en red” con otros cerebros a través de la conexión emocional, cosa que posibilita el fenómeno de “yo siento que tú sientes lo que yo siento”. Esta capacidad de sentir lo que el otro siente es la herramienta más eficaz que tenemos para acceder a nuevas maneras de reaccionar emocionalmente.”
El autor, Ramón Riera… pertenece a una corriente, llamada psicoanálisis relacional, que se caracteriza por el acercamiento a disciplinas como la neurociencia y a otras orientaciones psicoterapéuticas. Por lo que lo que trata en el libro nos sirve a terapeutas, pacientes, profesionales que trabajan con personas (sobre todo con niños o familias, como maestros o trabajadores sociales), papás y a todo aquel con interés sobre el ser humano.
En el libro podemos encontrar entre otras cosas… A) Casos, del propio Riera y de otros psicoterapeutas, que nos permiten comprender mucho mejor el sufrimiento en apariencia sin sentido que a veces nos invade a los humanos; y también nos dejan ver cómo la psicoterapia puede hacer avanzar. B) Estudios de neurociencias, biología, antropología, psicología del desarrollo y otras disciplinas que convergen en sus hipótesis ayudándonos a plantear mejores intervenciones tanto a nivel individual como social.
Y para finalizar os copio un párrafo de cada capítulo, u os dejo un breve apunte (en internet podéis encontrar reseñas completísimas):
1. Contextualización (capítulo I del libro La Conexión Emocional de Ramón Riera)
(Riera hablado de un paciente) “Pedro y yo necesitábamos crear una relación en la que él pudiera llegar a sentir y pensar aquello que no fue posible en las relaciones previas”.
2. El sentimiento de uno mismo
“Muchos de los problemas de autoestima tienen este origen: si desde niños tenemos la percepción continuada de que lo que sentimos no es validado por nuestro entorno, fácilmente llegaremos a la conclusión de que nuestra forma de sentir es inadecuada. Por lo tanto, nos sentiremos avergonzados por sentir como sentimos y poco a poco iremos dejando de lado ese sentimiento mal aceptado por el entorno hasta que lleguemos a borrarlo de nuestra memoria consciente. Finalmente, nos quedará solo el convencimiento, fruto de la vergüenza de sentir inadecuadamente, de que somos defectuosos y de que, por lo tanto, debemos escondernos de los demás. Y lo peor de todo es que a veces esto sucede sin que tengamos conciencia de la procedencia de nuestra inseguridad.”
3. La memoria de las emociones
Se nos habla de dos tipos de memoria: la explícita (que es lo que recordamos, ejemplo: el lugar donde aprendimos a jugar al tenis o sus reglas) y la implícita (llega la pelota y le doy un revés); y de su importancia esencial para entendernos y crecer.
4. La intersubjetividad
“Los humanos estamos diseñados para nacer en un entorno familiar empático que sintonice con nuestras emociones y que esté genuinamente interesado en saber qué sentimos.”
La gravedad de la situación traumática (o de los micro-traumatismos) no depende sólo del trauma per se sino, sobre todo, de cómo es gestionado por el contexto relacional.
5. Un poco de prehistoria de las relaciones
Interesantísimos estudios sobre nuestros ancestros reptiles: sobre hormonas en ratones; sobre que parece que fue la conexión empática el punto culminante para entender mejor el gran cambio evolutivo en los humanos; sobre investigaciones en evolución y psicoanálisis; y sobre el bebé y la mamá.
6. Cómo nos vinculamos los humanos
Riera desarrolla un concepto fundamental, fundamental: el de apego, y su relación con la psicopatología.
“Los bebés, ya en los primeros meses de su vida, son auténticos expertos en recoger información muy sutil, psicológicamente muy compleja, de un modo vivencial y sin utilizar el pensamiento reflexivo.”
“Cuanto más coherente es la narrativa que uno hace sobre su propia vida, más probable será que pueda establecer un apego saludable con sus hijos.”
7. Un poco de neurociencia aplicada a las relaciones humanas
El “yo siento que tú sientes lo que yo siento” (cita con la que Riera abre este libro) no sería posible sin la existencia de las neuronas espejo.
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***