Esta mañana con el café, y tras que antes de ayer le ocurriera a una amiga mía y ayer me relatara otra un paciente, reflexionaba sobre lo adecuado que sería que en urgencias dieran un simple díptico informativo a las personas que acudieran por primera vez por esta causa. Esto evitaría muchas complicaciones posteriores y haría mucho bien a la persona.
Las crisis de ansiedad, de angustia o “ataques de pánico”, son algo frecuente. Lo que pasa es que la gente no lo va diciendo por ahí como cuando le duele un pie (de nuevo, el tabú, el estigma). Para los que no lo habéis sufrido nunca es muy complicado haceros idea de lo que es… ya que no se trata simplemente de un cambio cuantitativo (que aumente muchísimo los nervios, la ansiedad, el estrés, la angustia), sino que es un salto cualitativo.
No es grave pero sí marca la biografía de una persona, sobre todo si no tiene a qué atribuirlo (aquí radica la diferencia esencial con estados similares producidos por ejemplo, por drogas).
Digo que no es grave porque nadie se ha muerto por una crisis de pánico (salvo que tenga una determinada enfermedad cardiaca… pero entonces no es la ansiedad la culpable… el susto podría haber sido por cualquier otra cosa). Ni tampoco nadie se ha vuelto loco por ello.
Que la persona sepa estos dos hechos es fundamental. Si no, los miedos a la muerte y a la locura pueden entorpecer mucho la vida a partir de ese momento. Además de empeorar crisis futuras (si es que aparecen, que no tiene por qué). Ya que lo que más ayuda ante una crisis de ansiedad es “saber qué pasará”.
“Saber qué pasará” es fundamental porque entonces permite equiparar la vivencia a una fortísima migraña o a un horrible dolor de regla: es horroroso pero se pasa y ya.
Sin embargo, como he dicho, el primer ataque de ansiedad siempre se recuerda y lo normal es que la persona pase como por un duelo tras sufrirlo… pues suele ser como una pérdida de una parcela de inocencia… como que se ha vivido algo que incluso cuestiona de alguna manera algo de la propia identidad.
Como os he señalado otras veces, la incertidumbre es lo que peor lleva el ser humano pero es a la vez lo que le hace crecer. Pues esta primera crisis lo que provoca sin duda es incertidumbre al cuestionar los mapas internos… y esto es una gran oportunidad para flexibilizarlos, enriquecerlos y en consecuencia mejorar nuestra vida ¡si la aprovechamos claro está, y nos soportamos en la zozobra sin intentar tapar a toda costa!
Además tratar sólo la ansiedad es matar al mensajero. Y si nos fijamos, antes del ataque ya habíamos tenido otros avisos: contracturas musculares, problemas de estómago, de piel, un tic en el ojo, palpitaciones al sentarnos en el sofá por la noche… Vamos tapando agujeros y el agua a presión encuentra otros por donde salir.
En fin, sugerencias generales que yo suelo indicar (subrayo lo de “yo” y lo de “suelo”): 1. Seguir las indicaciones dadas en urgencias y acudir al médico de familia (las pastillicas en su justa medida pueden ayudar los primeros días, en serio); 2. Comenzar a hacer relajación, yoga o similar; 3. Pedir una primera cita con un terapeuta que tú intuyas que te puede ayudar (y luego ya decidirás).
El cuerpo te ha dado un aviso, navegante… un aviso que no es grave (que no tiene consecuencias) pero que te dice que algo no va bien en tu vida. Si para algo ha de servir el susto que te has pegado, es para que te pongas las pilas y veas qué es lo que te has de replantear de tu tan hogareña zona de conford (la ansiedad remite a algo inconsciente, porque si no, sería miedo). Aprovecha el tirón y da el primer paso, que nos conocemos;)
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***