1. ¿Qué es la depresión? Pues os parecerá mentira pero a pesar de toda mi formación, no lo tengo del todo claro;)
2. El DSM-V, la clasificación diagnóstica más famosa por desgracia, define el Episodio Depresivo con los criterios de la siguiente tabla. Y para el trastorno depresivo persistente (distimia) dichos criterios son aún más laxos, y todavía más para los trastornos adaptativos (no me enrollo con esto porque lo podéis buscar por internet). Pero… acaso tener estos síntomas es tener una enfermedad? De ninguna manera. En todo caso, se podría utilizar la palabra “síndrome” al que se puede llegar por diferentes vías, como ocurre con un síndrome febril, que puede estar relacionado con un catarro, una insolación, una oscilación hormonal premestrual, una apendicitis, un cáncer…
3. En mi opinión lo más paradigmático sería, no obstante, cuando no hay fuerzas para levantarse de la cama y se empieza a descuidar incluso el aseo (aunque estoy generalizando pues, por ejemplo, muchas depresiones en adolescentes cursan sobre todo con irritabilidad). Y por supuesto hay grados porque en un extremo tenemos lo normal, y que todos lo hemos experimentado, de días o épocas en los que suena el despertador y uno sólo quiere desaparecer bajo las sábanas, pues siente que no puede, que ya no tiene fuerzas. Y en el otro extremo, por ejemplo, la casi inmovilidad física, mental y emocional de algunas depresiones de personas con trastorno bipolar.
4. Es decir, en todo esto hay un gradiente en la gravedad de los síntomas donde además influyen otro tipo de factores (por ejemplo, a veces sólo nos deprimimos cuando podemos –es decir, cuando las urgencias exteriores bajan y podemos parar un poco y descansar).
5. En los casos más graves sí puede ser importante la medicación. Pero o se empieza un trabajo para ir descubriendo las causas reales del problema (y subrayo “reales” porque casi siempre no son las que creemos) e ir construyendo una nueva manera de estar en el mundo; o nos atascaremos en un ir pasando la vida como medio autómatas grises.
6. Precisamente una de las funciones de la tristeza es obligarnos a descansar y después a mirar hacia adentro y rehacernos y rehacer nuestro camino (por eso también suelen ser periodos muy creativos). Con lo que, así como a veces es necesaria la medicación, otras puede entorpecer este proceso al tapar la tristeza y hacernos volver a la rutina y sus exigencias.
7. Entonces vemos que considerar estar “depre” como una enfermedad puede ser peligroso (además de tener poco rigor científico como hemos visto en el párrafo 2) pues puede ser interpretado como algo que necesita nuestro yo profundo para re-hacerse ante palos externos o internos y tomar un mejor rumbo. Por ejemplo, no es raro que una persona que ha iniciado terapia se “deprima” al ir sacando a la luz sus asuntos inconclusos y es éste un signo de buen pronóstico. Incluso estar deprimido tras algo muy duro que nos sucede, nos puede evitar una enfermedad futura (ver #minimapa “Lo psicosomático“). El problema es, como tantas veces, cuando lo natural se convierte en patológico por diferentes factores (incluidos los biológicos) que no nos dejan atravesar el desierto y nos quedamos perdidos en él.
8. Me gusta mucho la metáfora del desierto para hablar de la depresión. Me evoca a la Noche Oscura de los místicos (curioso también, por cierto, que ellos pasen por estos episodios depresivos, no?). Y vemos que hay autores que defienden salir de allí cuanto antes (es decir, trabajan para que manejemos mejor los síntomas y nuestro ánimo se recupere); mientras otros animan a atravesarlo (proceso muchísimo más complejo, porque lo que nos sale es escapar de allí cuanto antes, al que aluden las psicoterapias profundas).
9. Dentro de la primera opción, os dejo este genial vídeo “Un perro negro llamado depresión” de la OMS que os recomiendo ver a todos; para los sensibles a lo espiritual o simplemente curiosos de visiones diferentes este otro de Jeff Foster; y los referentes a psicoterapia humanísticas y dinámicas los dejo para otro minimapa.
10. Otra cosa importante que quiero señalar es que salir del “desierto” no es una cuestión de voluntad (culpabilizar es un mecanismo de defensa que nos encanta pero es muy perverso). Y en contra posición tampoco ayuda etiquetar a la persona como “enfermo” ya que entonces el sujeto desaparece (limitándose a tomarse las pastillas y a hacer el ejercicio moderado que le han pautado etc.; sin hacerse ninguna pregunta). Hay que tener en cuenta que al sistema lo que le interesa es que volvamos cuanto antes a ser una oveja productiva. Y por otro lado, la depresión es en parte también una patología social.
11. Y por ir acabando con cosas más prácticas. Sí te encuentras depre y no sabes por qué o es ya demasiado, lo primero sería descartar algo físico (hipotiroidismo y otras enfermedades), y lo segundo pedir ayuda (ya sea un pequeño asesoramiento, ya sea cierto tipo de terapia). Y si un amigo o un familiar está en esta situación, seguramente el vídeo del Perro Negro te haya ayudado a entender un poco lo que le pasa, y desde ahí: a) estar desde el respeto; b) ir cogiéndole el punto de empujarle muy de a poquitos, con mucho amor, y sobre todo no tomándote como algo personal sus “noes”; y c) cuidándote ante todo a ti mismo. Hay personas que salen rápido, otras tardan y otras, por desgracia, no terminan de salir, con lo que el punto “a” y “c” son los fundamentales.
12. Por último, para mí la “cura” de la depresión tiene que ver con dos palabras: amor y humildad. Cuando se pasa del odio al amor, a uno mismo y al mundo (en términos de compasión, es decir descubriendo e integrando), y se es capaz de conectar con la humildad, uno ya ha subido a la octava de una vida plena. Pero explicar todo esto, lo dejo para otra ocasión;)
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***