9 de junio, Día de La Rioja y el 11, San Bernabé. Quieres descansar? Sabes hacerlo? (Mercedes García Laso, psicólogo Logroño)
Vacaciones, puentes, incluso fines de semana, los esperamos muchas veces con ansia para descansar… Pero ¿qué es realmente descansar? ¿te has parado a pensar si lo que haces para descansar te descansa verdaderamente?
Hay personas que son más o menos conscientes de su dificultad para descansar… pero la mayoría no, y de repente un día les cae como del cielo una enfermedad física o del alma (incluso un accidente…).
Las distracciones, los viajes etc. son necesarios pero no son descansar. Volver al trabajo, a responder a las demandas y exigencias del otro, a la rutina… es normal que nos dé pereza… pero si no sentimos que hemos cargado pilas, que hemos recuperado algo significado y sentido en lo que hacemos, es que no hemos descansado.
Como escuché a José María Toro en una charla, descansar es el cese de toda actividad que no me rehaga por dentro. Todo lo demás es poner aire acondicionado al infierno… y pedir, con el fango por la barbilla, que nada se mueva, que no haya ni la mínima olita.
Descansar implica encontrar espacios de silencio para conectar con nuestra profundidad… y esto requiere huir de toda prisa… y no introducir más datos en nosotros ni más experiencias; sino observar, contemplar.
Es decir, ver una interesante obra de teatro que nos haga reflexionar; echarnos una risas de cañas con los amigos; acabar con agujetas de tanto bailar; distraerse con una serie tonta después de haber estado todo el día sin parar y con cientos de preocupaciones; y desconectar viajando a otra ciudad, está requetebién y nos puede enriquecer y/o sentarnos muy bien pero si añadimos el dejarnos mecer por la calma del silencio, nuestra vida subirá de octava.
¿Pero por qué no paramos de “hacer” y no hay silencio en nuestras vidas? Pues hay dos razones fundamentales: primera, porque al sistema no le interesa (al dejar de hacer cual autómata nos podemos plantear “cosas” y esto es muy peligroso para el engranaje del que formamos parte; además de que podemos descubrir que para disfrutar no necesitamos consumir); y segunda porque al detenernos emergen nuestros asuntos inconclusos (por ello no es extraño que al comenzar las vacaciones nos deprimamos, aparezcan crisis de ansiedad o nos enfermemos con un fuerte catarro) y esto nos da pánico, aunque paradójicamente cuánto más empeño en huir, más dañinos se vuelven nuestros monstruos.
Te propongo entonces la aventura de indagar ¿dejando a un lado “lo que te da ganas” y tus “escapes y evasiones”, qué es lo que te descansa realmente? Y recuerda, un descanso de verdad se identifica porque cuida cuerpo y alma renovando nuestra mirada sobre nosotros mismos y el mundo, haciéndola más amorosa.
***Mercedes García-Laso, tu psicólogo en Logroño, FB, Tw y Ln | Encuentra el tema que te interesa en índice de todos los Minimapas para Tormentas***