Reflexiones sobre el bajo precio pagado por la uva y lo que esto representa en la imagen de calidad de los mercados
“Como haga públicos los papeles que tengo en mis manos sobre la elaboración en esta bodega estás arruinado”. Ésta es la amenaza del hijo “calavera” de los Cortazar a Santiago Miranda, propietario de la bodega competencia de su familia, exigiendo una cantidad millonaria, a cambio de su silencio. Ya habrán adivinado que esta situación de chantaje no es real y que corresponde a la serie de televisión “Gran Reserva”. No dudo que si algo no puede atribuirse a este culebrón vespertino, que como escenario tiene La Rioja, es su rigurosidad técnica: cualquier argumento es válido para llamar la atención, reforzar la perversidad de los “malos” o la candidez de los “buenos” y de paso aumentar las cotas de audiencia. No obstante el asunto, aunque de ficción, da para una reflexión. Trasmite la escena el mensaje de que en el proceso de elaboración del vino no todo es “limpio” y que en esos calados centenarios, dentro de los depósitos y barricas, además de uva, otros componentes pueden entrar, así como sistemas o métodos de elaboración no tan ortodoxos como podría suponerse en un vino de tan alta estima como es el Rioja.
Ya a finales de 1800 circulaba la copla: ¡Ay! Los almacenes de Haro/ Los tienen que quemar;/ Se muere mucha gente/ Del vino artificial. Eran aquellos, tiempos de mayor demanda que oferta de vino y es posible que algún comerciante sin escrúpulos, utilizara alcohol, agua y/o alguna clase de colorante para adulterar el vino. Mi abuelo José solía contar, como broma, que un vinatero viendo que llegaba su hora le dijo al heredero en su lecho de muerte: “hijo, te contaré un secreto: hasta con uvas se hace vino”.
No tengo ninguna duda, que ni lo que el cantar dice, ni por supuesto el cuento de mi abuelo, son extrapolables a los tiempos actuales. ¡Estas cosas ahora no pasan! Y no pasan, no porque los controles sanitarios por parte de la Administración sean más sofisticados, que lo son, ni porque tengamos un Consejo Regulador que vela para que fraudes no se produzcan, ni tampoco por que la integridad sea virtud que abunda entre los empresarios del sector, que no dudo que así sea, sino porque, uva buena y barata es lo que, visto lo visto, sobra en Rioja. Cuando se están liquidando las operaciones de uva de la cosecha 2012, calificada por cierto como “muy buena”, y disponibles los datos de las dos anteriores campañas 2011 y 2010, ambas “excelentes”, a precios que en el mejor de los casos alcanzan los 60 céntimos/kg, seguro que no hay materia prima más barata para hacer vino, que la uva.
Rioja región vitícola tradicional, privilegiada por sus suelos y clima, en la que los viticultores cuidan las viñas con tal mimo y esmero que como si de jardines se tratara, referencia nacional en viticultura, con los métodos y técnicas más innovadoras en la elaboración, ha estado vendiendo su producto, el vino con DOCa Rioja, a unos precios que permitían, hasta no hace mucho, vivir holgadamente a todos los eslabones de la cadena productiva. Ahora mismo y desde hace unos pocos años, el agricultor se desvela como siempre lo ha hecho con las viñas, pero lo hace más por profesionalidad o prurito personal, que por el rendimiento económico que estas generan. Puedo decir, y tengo datos para corroborar esta afirmación, que el agricultor cultiva la uva y la entrega a las bodegas, obteniendo a cambio un precio que esta por debajo de los costes de producción. Situación, que como la lógica impone, no puede continuar por mucho más tiempo.
Una vez expuesta esta tesis, me pregunto si con lo que el benjamín de los Cortazar quería extorsionar a Santiago Miranda, no era otra cosa que con la cuenta de la explotación de la bodega. Malo sería que sus clientes se enteraran del precio pagado por la uva, a la vista de la factura del vino.
Volviendo a la realidad del Rioja, la casuística es muy diversa y poco tiene que ver la administración y consecuentemente los resultados de una cooperativa, con los de una bodega comercial, los de una empresa que opere en el Mercado exterior con otra que lo haga en el nacional, que venda al vino a grandes superficies o lo dirija a la restauración, que compre la uva o que se autoabastezca, amén de la infinita gama de posibilidades y modelos intermedios.
Concluyendo, sea cual sea el esquema productivo, política comercial y de gestión, es mi opinión, que si no valoramos apropiadamente el resultado del trabajo, esfuerzo y dedicación del colectivo de productores, difícilmente vamos a encontrar el aprecio de los Mercados y menos aún seremos capaces de defender el precio de nuestro vino.
Confiemos en que gestores y comerciantes bodegueros aprovechen las ventajas competitivas que supone disponer de una materia prima de calidad excelsa a bajo precio para ampliar y consolidar Mercados y que a corto-medio plazo se corrijan los agravios que sobre los productores recaen. Si no es así, no es difícil adivinar lo que el futuro nos depara.
Publicado el 28 de mayo de 2013