Es este el debate en el mundo del vino. Los hay que quieren mantener el modelo actual, rígido, inamovible, y otros que, por el contrario, vemos que están pasando muchas cosas como para permanecer impávidos.
Caso por ejemplo del etiquetado. Tenemos un sistema de identificación-información muy limitado con las contraetiquetas actuales (genérico, crianza, reserva o gran reserva). Además, las etiquetas no dan garantías de obedecer a la realidad. Cualquiera puede decir, por ejemplo: que sus cepas son prefiloxéricas, sus uvas se vendimia grano a grano por bellas doncellas o las barricas duermen al arrullo de música de violines. Nadie va a poner ninguna pega en ello. Ahora, que no se te ocurra poner, por ejemplo “vino de Badarán”…
Otra cuestión es la de la zonificación, muy ligado a los rendimientos. Ya lo hemos dicho muchas veces, en diferentes foros y de maneras distintas: “Juntos pero no revueltos”, “Sí, todos tenemos derecho a jugar. Pero pongámonos antes de acuerdo en que liga (o ligas) queremos hacerlo, agrupémonos por categorías y asignemos a cada uno su puesto en el equipo”. “El aumento de rendimientos de forma generalizada va en detrimento de la calidad…”, “Un sistema en el que la calidad no se paga no es sostenible”, “Respeto al patrimonio vitivinícola y calidad son el lema común en los proyectos sostenibles.”…
Estas y otras cuestiones serán tratadas en un monográfico sobre el vino que hemos preparado y que se va a entregar gratuitamente con el diario “La Rioja” este domingo 29 de noviembre. Os adelanto que va a dar mucho que hablar.