Desde que Basilio Izquierdo dejo la Dirección Técnica de bodegas CVNE no ha parado. En lugar de retirarse escalonadamente y recoger los frutos de sus muchos años de trabajo, o como mucho, a ratos como entretenimiento, para quitar el “mono” de hacer vino, continuar a tiempo parcial con su labor de asesoramiento, le dio por llevar a la práctica la ilusión de su vida: su propia bodega.
De este modo, hace muy pocos años se instaló en Laguardia, en los locales de la antigua cooperativa El Collado. Allí, aunque a pequeña escala, cuenta con toda la tecnología más puntera para poder sacar el mejor rendimiento a la uva.
Para la elaboración busca viñedos, siempre viejos, de diferentes procedencias y áreas de Rioja: de San Vicente, Leza, Cárdenas, Tudelilla, a la caza no de viñedos, sino de uvas concretas. Con las uvas elegidas vinifica, en unos casos partiendo de una sola variedad y, en otros, mezclando la uva de diferentes puntos, como se ha hecho habitualmente en Rioja.
Basilio ha tenido muchas buenas ideas en su vida: los OVIs son obra suya (una original y práctica mejora tecnológica para bodegas), fue uno de los mentores del desarrollo del Verdejo en Rueda, … La ocurrencia que ha propuesto ahora no es menos luminosa (y chispeante): el impulso de los espumosos dentro de la DOc Rioja (los espumosos que se elaboran en algunas localidades de Rioja están dentro de la Denominación de Origen Cava).
El enólogo, de origen manchego y de formación francesa, desde el 2008 elabora espumosos por el método tradicional, el mismo sistema de vinificación que utilizan los franceses en Champagne y que el aprendió en la Universidad de Burdeos. Vino que no se puede llamar “cava”, ni tampoco “champán” por imperativos legales y que él prefiere llamar “método tradicional”.
El post de hoy viene a propósito de una cata que, ya es costumbre anual, llevar a cabo en la Casa del Vino en Laguardia, y en la que Basilio nos trae sus elaboraciones. En esta ocasión degustamos sus “métodos tradicional”.
Dos vinos, un Blanc de Noir (uva tinta y resultado blanco) de Garnacha Tinta con uvas de Cárdenas (La Rioja) de 2009, y un Hondarribi zuri de Gordejuela 2006, en la comarca vizcaína de Encartaciones.
El resultado nos encantó a todos: de burbujas apenas indetectables en la copa, pero que resurgía una vez entraba en boca, complejo, muy elegante… Los que más entendían de espumosos del grupo, yo no soy ningún experto, decían les recordaba a los clásicos champanes envejecidos.
Una experiencia muy interesante y, lo de los “espumosos” una puerta abierta a nuevas posibilidades en Rioja.