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Antonio Remesal

Hablando de vino

Vinos singulares. Son todos los que están pero no están todos los que son

Que en poco tiempo se asocie la nueva categoría creada en la DOC, los vinos de viñedos singulares, con los “pata negra” de la Denominación es inevitable. Un error que colocará a estos en una posición privilegiada  y que puede acabar perjudicando al resto de los grandes vinos de Rioja, vinos que no tienen opción a un “casting” tan exclusivo.

Los vinos de viñedos singulares serán en pocos meses las estrellas mediáticas del panorama vinícola. La creación de esta nueva mención para los vinos de Rioja es el inicio de una etapa en la que el absolutismo del sota, caballo y rey, del joven, crianza, reserva y gran reserva, como únicas categorías distintivas, da paso a la facultad de identificación de algunos vinos por la viña de procedencia de la uva. Vinos de viñedos con viticultura y elaboración más esmerada y, la cuestión más relevante, la garantía de excelencia del Consejo, que someterá cada vino singular a una calificación previa a su salida al mercado, siendo preceptivo superarla con nota de ‘excelente’.

En breve cualquiera podrá distinguir por un símbolo que figurará en la botella (Vino de viñedo singular) que se encuentra ante un producto especial, de calidad superior avalado por su cata. Serán muchos de estos vinos los  que serán presentados a concursos, en los que el bodeguero se volcará en su promoción y sin duda la novedad a la que revistas especializadas y prescriptores dedicarán mayor tiempo. Por si fuera poco esto, en la botella se estampara una etiqueta con el adjetivo de “singular”, que permitirá al cliente de forma inmediata vincular estos vinos con al menos una de las connotaciones del significado de la palabra “singular”: único, excelente, extraordinario.

Desde hace unos meses los bodegueros se afanan en los trámites para incluir sus vinos en esta categoría sabedores que este es un tren que no se puede perder y donde hay que estar con al menos algún vino. Para ello los bodegueros deben justificar, entre otras cosas, que el vino procede de viñedos equilibrados y de poco vigor, con edad superior a los 35 años desde su plantación y con rendimiento en más de un 20% inferior al autorizado para el conjunto de la D.O.C.

Bajo mi punto de vista, la importancia de la nueva clasificación no es únicamente la posibilidad de contar con vinos especiales de un viñedo concreto, lo realmente trascendente es que con la nueva mención se certifican determinadas prácticas vitivinícolas más exigentes que las de la media del resto de los vinos de Rioja y que su bondad se rubrica por una evaluación final del vino resultante mediante una cata; cata en la que estos vinos no solo deben pasar con el aprobado justo, sino que deben alcanzar el nivel de excelente. Por consiguiente el cliente sabrá con solo ver la botella de un vino etiquetado como vino de viñedo singular que se encuentra ante un vino de calidad superior, contrastada y evaluada por expertos.

Hasta aquí todo bien, pero lo que algunos celebramos como una medida positiva de cara a la ordenación y al esclarecimiento del mercado, puede acabar resultando negativo para el sector, especialmente para los mejores vinos. Como en esos programas de televisión (Operación Triunfo) en los que se trata de encumbrar nuevos talentos mientras que los artistas creadores de las canciones que estos jóvenes imitan subsisten, muchos de ellos, como pueden, la irrupción de esta nueva figura de  vinos singulares, es una oportunidad para dar notoriedad a los nuevos vinos y de paso a la Denominación, pero conlleva el riesgo de que el público se quede con la versión mientras el original permanece en el olvido.

Los vinos de viñedos singulares supondrán un refuerzo de la confianza del cliente en los vinos de este modo etiquetados, pero ¿qué pasa con el resto? Por una parte, la nueva mención de vinos de viñedos singulares serán solamente una porción mínima del volumen de vino total de la Denominación (menor del 1%); esta categoría acoge de momento a los vinos de un único viñedo, quedando por consiguiente sin posibilidad de optar a esta categoría los procedentes de la mezcla de uva de varios viñedos, que pueden ser tan singulares como el resto; y por último, se corre el riesgo que el consumidor asocie los vinos singulares como los mejores vinos de Rioja, lo cual no es estrictamente verdad.

Antes de que los vinos singulares salgan al mercado con esa mención es, por consiguiente, preciso un trabajo previo, si no queremos perjudicar al resto de los vinos de Rioja. Vinos que, por el hecho de que vayamos a disponer de una liga de vinos excelentes deje al resto, que ni siquiera podrán acceder a su calificación, relegados a segunda fila. Y es que Rioja ha llegado donde está no solo por los vinos de “autor” que se han hecho en los últimos 20 años. La calidad de Rioja esta en los vinos de mezcla, en los vinos de larga crianza clásicos, en los vinos no asociados a un viñedo concreto y también, en los vinos de bodegueros que simplemente no quieran entrar por el aro de esta nueva distinción y seguir con sus tradicionales elaboraciones, todos vinos que seguirán siendo extraordinarios y que, si lo son, y en las mismas condiciones  que los vinos singulares, deberían, si el bodeguero así lo demanda, ser avalados por el Consejo Regulador mediante una segunda cata.

Resumiendo, una acertada medida, la de creación de esta nueva mención, pero que precisa de otras para que sea verdaderamente efectiva y positiva para la transparencia e imagen de calidad de la Denominación, a saber:

  1. Dar la posibilidad de incorporación como vinos singulares a vinos procedentes de varios viñedos que con todo cuenten con esa singularidad.
  2. Posibilidad de llevar a cabo una segunda cata previa a la salida al mercado para aquellos vinos en los que el bodeguero considere pueden ser catalogados por encima del umbral medio de calidad. Consintiendo, a aquellos que superen un umbral de excelencia, ser etiquetados como tales.
  3. Que esto sea el principio de una clasificación de vinos de Rioja que recoja la gran variedad cualitativa de la Denominación y que permita discernir al cliente los vinos de acuerdo al lugar donde se encuentran los viñedos, la vocación vitícola del terreno y a las prácticas de cultivo.

Estamos pues ante el inicio de camino esperanzador que para que llegue a buen término cada paso debe ser afianzado firmemente si no queremos dar la espalda  a lo que es y ha sido Rioja a lo largo de la historia y acabar perjudicando a nuestra imagen y mercado.

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Sobre el autor

Ingeniero Agrónomo y enólogo. He trabajado en la empresa privada en ámbitos muy variados de la ingeniería. Actualmente en la Administración, en el sector del vino, con el que me siento absolutamente comprometido. Escribo sobre viticultura y enología y, de paso, sobre lo que tercia…Autor del libro “Talking about wine: Rioja”, primer libro monográfico sobre Rioja escrito en inglés.


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