“Riojano, la Caja ya está funcionando, acércate y abre una libreta, aunque sea con una peseta, porque el fin principal de estas instituciones es recoger el pequeño ahorro y mediante una recta y austera administración, hacerlo fructífero en obras benéficas. Todos los que tengan libreta abierta en la Caja ayudarán a la provincia en su obra benéfica y serán sus hijos o seres más queridos los que se beneficiarán de ella». Con estas palabras comunicaba la Caja Provincial de Ahorros de Logroño, a la prensa de hace casi 63 años, la apertura de su primera oficina en pleno Espolón de la capital.
En realidad, la Caja se había creado el 22 de septiembre de 1949, por acuerdo de la Excelentísima Diputación Provincial de la provincia de Logroño, con un fondo dotacional de 500.000 pesetas. Ocurrió cuando el prestigioso arquitecto Agapito del Valle era presidente de la Diputación (ocupó el cargó en el decenio 1946-1956). Sin embargo, la primera sucursal no se puso en marcha hasta el 2 de enero de 1951, en la planta baja de la Diputación Provincial, actual Palacete del Gobierno de La Rioja. En la posguerra, las cajas provinciales de ahorros eran muy apreciadas por la gente corriente, puesto que su labor social y benéfica generaba una gran vinculación con la tierra en la que operaban. Tras el éxito de la oficina logroñesa, la primera sucursal fuera de la capital tuvo como destino Agoncillo, el 7 de diciembre de 1952. De ahí, la red se extendió rápidamente como una tela de araña
Treinta años después, aprobado el cambio de nombre de la provincia, la denominación de la entidad cambió a Caja de Ahorros de La Rioja, mientras que en 1985, y en aras al marketing, pasó a denominarse Caja Rioja.
Un siglo antes
Como toda entidad que se precie, había tenido la Caja sus antecedentes muchos años atrás. El 17 de abril de 1839, en los estertores de la I Guerra Carlista, La Rioja vio nacer una Caja Provincial de Ahorros, con idéntico reglamento que la Caja de Ahorros de Madrid, si bien tan sólo funcionó hasta finales de verano. También en 1893 el Ayuntamiento de la capital, presidido por el marqués de San Nicolás, fundó la Caja de Ahorros Municipal de Logroño. Desde la inauguración hasta el último día del siglo XIX se habían abierto 833 libretas.