Era el más joven de la ‘Movida Madrileña’, más incluso que Alaska, pero siempre fue un adelantado a su tiempo. Quizá por ello a Bernardo Bonezzi le ha sorprendido la muerte antes de lo esperado. Conocido como el Mozart de la ‘Movida’, con tan sólo trece años formó la banda ‘Los Zombies’ y compuso el tema ‘Groenlandia’, verdadero himno de aquellos tiempos locos en los que el talento y la ingenuidad formaron una fascinante pareja de hecho. En un país que finiquitaba su Transición, y en el que ‘Los Pecos’ aborregaban el panorama musical, España vivió en los años 80 una etapa clave de su historia moderna, en el que todas las disciplinas artísticas florecieron al mismo tiempo.
Como precoz ser humano, Bonezzi abandonó muy pronto los escenarios para dedicarse a las bandas sonoras. Acompañó a Almodóvar desde ‘Laberinto de pasiones’ hasta ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’, cosechó el Goya a la mejor banda sonora con ‘Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto’, peliculón de Enrique Urbizu, y compuso sintonías de existosas series televisivas como ‘Farmacia de guardia’, protagonizada por Carlos Larrañaga, actor que –curiosamente– murió casi alimón que Bernardo Bonezzi.
Larrañaga siempre será recodado por su papel de Adolfo Segura, simpático buscavidas y ex marido de la boticaria, así como por sus líos de faldas en la vida real, y no por películas como ‘El extraño viaje’ –obra maestra de Fernando Fernán Gómez–, ‘Orgullo y pasión’ o ‘Las verdes praderas’. El último rodaje de Carlos Larrañaga fue a las órdenes de José Luis García Sánchez en ‘Los muertos no se tocan, nene’, película logroñesa donde las haya, bajo la alargada sombra de Rafael Azcona.