Coincidiendo con su 55 cumpleaños, la antigua sede logroñesa del Banco de España ya tiene nuevo destino: la Dirección General de Salud del Gobierno de La Rioja. Obra del arquitecto José Yarnoz Larrosa, que decoró la fachada que luce a Vara de Rey con motivos greco-romanos, el edificio se levantó sobre terrenos procedentes de la parcelación llevada a cabo por el traslado de ferrocarril. Construido en planta baja más otras tres de alzada, semisótano y entrecubierta, el antiguo Banco de España de la capital riojana atesora una superficie de 753 metros cuadrados por planta, lo que le confería –hace ya más de medio siglo– grandes posibilidades.
El Banco de España abrió su primera sede en Logroño el 26 de enero de 1885 y lo hizo en la calle Mayor nº 8, alquilando las instalaciones –por 3.500 pesetas anuales– al marqués de La Habana. Su primer director fue Julio Morga Íñiguez. Años después, nacería la sucursal de Haro –el 2 de enero de 1882, en la calle Siervas de Jesús de la ciudad jarrera–, impulsada por el auge económico que en los viñedos de La Rioja Alta estaban provocando las plagas de la filoxera en Francia. Tras ocupar diferentes edificios, la sucursal jarrera desapareció en 1978, no así su sede, que pasó a manos municipales.
De la calle Once de Junio a Vara de Rey
Volviendo a Logroño, las oficinas del Banco de España se trasladaron en el año 1911 de la calle Mayor a Once de Junio nº 13, junto a las murallas del Revellín. Los arquitectos que diseñaron aquella construcción, levantada sobre un solar de 942 metros cuadrados, fueron José de Astiz y Eduardo de Adaro. Se da la circunstancia de que en los albores de la II República (agosto de 1931), el entonces gobernador civil de la provincia, Eduardo Reina, guardó en la caja fuerte los marfiles de las arcas de San Millán y de San Felices, que después serían trasladados al Museo Arqueológico de Madrid. La devolución de tan preciadas joyas al Monasterio de San Millán no se produjo hasta 1943.
El edificio de Vara de Rey nº 8 se inauguró en 1957 y no cerró definitivamente sus puertas hasta el 31 de mayo de 2011, cumpliendo así más de medio siglo de servicio. Los nuevos tiempos del Banco de España, tras la entrada en vigor del euro, precipitaron el punto y final.