Existe una costumbre muy poco edificante entre determinados ediles, de pasar algunos gastos a cargo del erario público. Se les denomina “atenciones protocolarias”. En ese laxo concepto, tienen cabida gastos entendibles, pero también una serie de “disfrutes gastronómicos y etílicos” que excede lo que se podría considerar ético, al tiempo que penetran en un ámbito que podríamos […]