Visitar el salar de Uyuni es una de las cosas que hace años teníamos en la cabeza y esta era la ocasión perfecta para hacerlo. Como ya conté en el post dedicado a la ruta del viaje a Chile y Bolivia, si estás en San Pedro de Atacama, es muy sencillo hacer un viaje de ida y vuelta de unos 4 días desde allí. Recuerdo que no es un viaje cómodo pero sin duda lo que verás hará que olvides las horas de coche, los baches, el polvo de la carretera que no te quitas nunca de encima y el calor de las horas centrales del día.
En el viaje puedes ver muchas más cosas que el salar, de hecho ves más salares, pero lo de Uyuni es de otro planeta. El más grande de los grandes salares del mundo se encuentra en el altiplano boliviano, en la región de Potosí, mide unos 10.000 kilómetros cuadrados, está a una altitud de 3.650 metros sobre el nivel del mar y cuenta con la reserva más grande de litio del mundo.
Lo ideal es pegarte el madrugón de tu vida y estar allí antes de que salga el sol para poder contemplar el amanecer desde Incahuasi, una pequeña isla en medio del salar plagada de cactus gigantes. Lo único que debes hacer es abrigarte bien, subir hasta arriba, pillar la piedra menos incómoda que encuentres y sentarte a contemplar el infinito y escuchar el silencio (unas chicas francesas nos hicieron sin darnos cuenta esta foto tan preciosa. Gracias Louise, Diane et Clarisse).
A pesar de que estás rodeado de bastante gente todo el mundo permanece en silencio y como mucho se escucha el click de alguna cámara. Pero mi consejo es que hagas un par de fotos y te concentres en disfrutar, el sol sube muy rápido y sería imperdonable perderse algo así. Ya tendrás tiempo de fotografiar el salar cuando el sol esté alto.
Y una vez que has terminado de ver el amanecer toca desayunar en medio del salar mientras observas la isla.
Cuando ya has cogido fuerzas, es momento de caminar un poco, saltar, tocar, tirarte al suelo e incluso saborear la sal.
Y, como no… ¡hacer fotos! Pero no cualquier foto. La inmensidad del lugar permite hacer estas fotos tan divertidas. La foto del dinosaurio en el salar de Uyuni (este ea muy pequeño, unos 10 cm de alto) es la más típica que puedes hacer…
Pero puedes llegar hasta donde llegue tu imaginación. Así que no olvides llevar algo en tu minimochila que te permita echarte unas risas y tener un buen recuerdo. Nosotros es que somos muy de vino…
Y los videos… ni te cuento lo que te ríes grabándolos… Sin darte cuenta pasas un par de horas haciendo el tonto. Y se te hace corto. Porque entre el paisaje y lo bien que te lo pasas…
Junto al salar está Colchani, un pequeño pueblo donde puedes comprar recuerdos.
Recuerdos que no te harán falta, porque no es algo que vayas a poder olvidar.
El efecto espejo en el salar de Uyuni
Si visto así el salar es absolutamente espectacular, lo que ocurre cuando se produce el efecto espejo debe ser para llorar. Pero esto solo se consigue cuando llueve y la mejor época para ello es desde mediados de enero hasta fines de febrero (nosotros fuimos en noviembre). El Salar de Uyuni acumula los sedimentos de múltiples ríos que no encuentran salida al mar. Son los minerales arrastrados por estos mismos ríos los que crearon la capa de sal, y son también los que provocan que el agua se acumule en una superficie salina que ha acabado por ser casi impermeable. Y si además el día está soleado… El efecto es el que se puede ver en estas fotos