La vuelta a Costa Rica la hicimos por el mismo camino, aunque en esta ocasión paramos una noche en Puerto Viejo de camino hacia Arenal. La zona de Puerto Viejo y Cahuita es uno de los destinos preferidos de los surferos en el país y el ambiente es una gozada.
Las calles están llenas de gente joven y al atardecer los bares se llenan de cantautores con los que disfrutar de una cerveza imperial.
La noche que llegamos, nos acercamos a una de las muchas agencias de aventura que hay y contratamos un rafting por el río Sarapiquí: Una verdadera gozada con 18 rápidos y zonas nada sencillas. Del rafting no tengo fotos ya que todas nuestras cosas iban en una una furgoneta, pero los paisajes eran una maravilla.
Esa misma compañía se encargó de dejarnos en el siguiente destino, Arenal. Cuando llegamos jarreaba, así que nos quedamos con las ganas de ver el volcán. Con la ilusión que teníamos…
El volcan Arenal es, junto con las tortugas de Tortuguero, una de las cosas más impresionantes de Costa Rica. Por esa razón, cuando se visita el país hay que estar muy seguro de que está activo. Además, cuando escoges el hotel, también está bien asegurarse (si tienes ventana por la que se pueda ver el volcán) de que está en el lado por el que expulsa lava.
Si no, te puedes perder uno de esos espectáculos que te ponen la piel de gallina.