
Imagen de la calle San Juan. Foto: Juan Marín
Esta semana mi profesión me ha llevado a hacer un trabajo que para sí muchos quisieran y que, después de reflexionar (no mucho) sólo puedo decir que el placer es mío. La labor no era otra que hacer un reportaje sobre el vermú en la calle San Juan de Logroño.
Y después de pensar sólo puedo decir que soy un privilegiado. Por hacer lo que me gusta y por disfrutar de una calle como ésta, a las que sumo el entorno inigualable del Laurel y San Agustín. Cuento 97 bares y varios restaurantes. La oferta tanto de pinchos como de vinos se suma por cientos. Es el lugar donde se para el tiempo. Cobijo idóneo para el ocioso; balnerario apropiado para el estresado; escenario integrador para el tímido y el plató más desinhidido para la tertulia. Pero tiene mucho más. Arroja el encanto del cruce de culturas que le dan los gastroenoturistas y también de las enseñanzas propias de la universidad de la calle y los recuerdos de los mayores. Háganme un favor: piérdanse por esas calles y luego me cuentan.
El vino. Perriet Jouët Grand Cru. Champagne. Pinot Noir+Chardonnay. 12% Vol. Fresco y muy floral. Personalidad y cuerpo de la Pinot (uva tinta) y frescura de la blanca. Para tomar en sorbos. 7-9ºC. Taberna de Herrerías. Un Grand Cru.