Periodista vs. periodista: el pleno se inaugura con un pulso equilibrado, entre la consejera Martínez Arregui y la diputada socialista Orradre, licenciadas ambas en Ciencias de la Información, quienes discuten a cuenta del talento exportador que distingue a La Rioja, pródiga en enviar a sus mejores hijos allende sus fronteras para que retornen bien provistos de másters y postgrados, tanto oficiales como los expedidos de matute. El equilibrio se rompe acto seguido, cuando al consejero Nagore (humilde licenciado en Ingeniería ) le interpela el diputado García, quien precisamente luce un rutilante máster en su biografía oficial. Un duelo desparejo, porque su señoría además domina los registros propios de quien torea para los tendidos de sol, ayer dominados por sus paisanos. Ese grupo de ciudadanos cuya presencia se suele agradecer: oxigenan el Parlamento.
Paisanos que volverían a Calahorra, se supone, reconfortados luego de comprobar que en el Parlamento todo va bien. Se cumple fielmente el guión según el cual Fernández (licenciada en Bellas Artes, como insiste en recordar desde el atril: ayer no fue una excepción) preguntará por educación, Caperos (licenciado en Historia) por la memoria histórica y Podemos jugará al despiste retirando del orden del día sobre la marcha cuanto se le ocurra. El rito también exige que la presidenta (diplomada en Magisterio) regañe a la oposición, que Sanz (profesor de EGB, especialista en Pedagogía Terapéutica) huya del sillón a la carrera tras consultar el móvil como un adolescente y los intereses de sus señorías se parezcan sospechosamente a las portadas de los periódicos, donde la oposición halla la inspiración que a menudo le falta cuando se limita a controlar al Gobierno, cuya lánguida trayectoria complica por otro lado esa tarea: Ceniceros (diplomado en Educación, experto en Filología Francesa) y su equipo ya tienden a controlarse a sí mismos viajando por la agenda gubernamental con el freno de mano puesto. Siempre prudentes, como ese conductor temeroso de que otro le adelante, por la izquierda o por la derecha. Olvidando que quien se pasa la vida mirando por el retrovisor, jamás avanza.
Lo cual dificulta el pilotaje y explica sesiones parlamentarias como la de ayer, tan parecida a la anterior y con seguridad gemela de las que seguirán. Donde se aplica la máxima del eterno retorno, al que aludieron las mencionadas periodistas Martínez y Orradre: todo vuelve, como subrayaba preciso Nagore. «La historia se repite», advertía el titular de Agricultura en un duelo de topicazos con Calvo. «El pueblo que olvida su historia está condenado a repetirla» fue la obviedad elegida por el portavoz de Podemos para zanjar el debate sobre La Barranca, ese tipo de unanimidades que tanto excitan a nuestros representantes: como se confiesan tan bien dotados de másters, compiten por apabullar a su auditorio exhibiendo tanta oratoria como conocimientos. Ignorantes del sabio consejo que recetó Calvo, especialista en Medicina Familiar: ‘Primum non nocere’. Lo primero, no hacer daño. Un latinajo, como en tiempos de Emilio del Río.
Sí, todo vuelve. Hasta el latín. Normal con señorías tan preparadas.