Quedarse en casa
Recuerdo haber ingresado una noche de frío feroz en la calle Laurel preguntándome, con la nieve a la altura de las canillas, si habría algún bar abierto (lo había: el Donosti del gran Juanito y familia). Recuerdo una tarde sentado en el ventanuco del viejo Tivoli (aquel estupendo paso de paloma) sopesando si entraba […]