Según un estudio de la OMS, 3 de cada 10 mujeres adolescentes en el mundo sufre violencia durante el noviazgo y un cuarto de los feminicidios ocurridos en nuestro país se produce en mujeres entre los
No estamos por tanto ante un problema de personas adultas, porque los primeros síntomas se manifiestan en las relaciones de noviazgo a través del control de amistades, amenazas, imposiciones sexuales, humillación o control del aspecto.
La violencia de género se encuentra anclada en la desigualdad, y para acabar con ella hay que recorrer un largo camino, hemos de cambiar valores sociales y culturales, patrones y conductas basadas en el dominio masculino y, ante todo, acabar con la falta de equidad entre mujeres y hombres, dejando claro que este tipo de violencia no es responsabilidad de quien la sufre, sino de quien la ejerce, que la solución no está en manos de la víctima, sino de la sociedad en su conjunto.
Afortunadamente, hoy cada vez son más las mujeres que reaccionan ante el maltrato, las que denuncian, las que no se dejan vejar y son capaces de decir NO ante el primer intento de dominación, cada vez es mayor el rechazo social hacia el maltrato y el maltratador, dejando de ser algo de la intimidad del hogar para situarse en un primer plano de la actualidad, convirtiéndose en el problema social que es y que a todos nos compete.
Desde que en 2005 se pusiera en marcha
El camino es largo pero no hay que desistir. Sacaremos tarjeta roja, seguiremos saliendo a la calle en contra de este tipo de violencia, con la convicción de que somos la sociedad en su conjunto quienes tenemos el derecho y el deber de poner fin a esta lacra social.