Ayer, el Gobierno daba cuenta del cumplimiento del objetivo sobre reducción del déficit previsto de las Administraciones Públicas para el ejercicio 2010, dentro de la senda de consolidación fiscal de España.
Si bien el objetivo se ha cumplido en su conjunto, cabe hacer algunas consideraciones importantes desde el punto de vista regional.
1ª.- La Rioja es una de las Comunidades que ha incumplido su propio plan de reequilibrio al que se comprometió en marzo de 2010, y a su vez, es una de las 8 comunidades que ha superado el techo de déficit del 2,4% sobre el PIB regional.
2ª.- Que además de no cumplir con lo acordado, deriva responsabilidades en los demás, sin tener en cuenta que 9 comunidades sí que han cumplido, teniendo todas ellas las mismas condiciones.
3ª.- Que dicho incumplimiento, además de generar un mayor déficit -que pagaremos todos los riojanos-, ofrece mala sensación en los mercados bancarios, que es donde tendremos, más tarde o más temprano, que dirigirnos para que nos presten dinero.
4ª.- Que para financiar ese déficit, nos veremos en la necesidad de realizar un nuevo Plan de Reequilibrio, que deberá pasar por una drástica reducción de gastos y que desgraciadamente hasta ahora, lo soportan mayoritariamente las partidas dedicadas a la inversión regional.
5ª.- Que ya vale de contar cuentos por parte del Presidente y del Consejero de Hacienda a los riojanos. La realidad es muy tozuda. En el 2010, la CAR ha tenido ahorro neto negativo, el déficit se ha disparado hasta un 3,26% del PIB regional (232 millones de euros, más de 38.OOO millones de Ptas.) y que para realizar 80 millones de euros de inversión (el 61% de lo que nos anuncia) necesitamos pedir prestados 68 millones de euros.
6ª y final: el problema es demasiado serio como para que Sanz solo espere milagros y de patadas hacia arriba, porque al final éstas caerán sobre nosotros.
La vía es revisar los ingresos con una filosofía progresiva y reducir los gastos de manera seria y compartida. La necesidad de presentar un nuevo plan de reequilibrio puede ser una muy buena ocasión para afrontar los problemas desde la seriedad.