Ayer asistí a la toma de posesión se Sanz como presidente. Tras escucharlo, mi impresión general fue: no tiene ni proyecto ni programa para los próximos cuatro años, y por eso
expone una mezcla de proclamas electorales unida a un conjunto de vaguedades, trampas y de victimismo.
La vaguedad mayor es aquella en la que promete que la tasa de paro descenderá al 9 %. Y ahí se para: ni política para el relanzamiento y la recuperación económica ni discurso para la creación de empleo. Solo un enunciado hueco que denota la verdadera expectativa: esperar a que descampe y ya harán los socialistas desde el gobierno en Madrid las reformas necesarias, y las inversiones incluso, a las que me pueda subir más tarde.
La trampa: el diálogo constructivo. Un diálogo sometido a su arbitrariedad, porque si es interesado no lo habrá. Ocurre que es muy fácil prever y no equivocarse que tanto con los grupos políticos como con el resto de la sociedad funcionará el condicionante de “ese dialogo es interesado” y por tanto se activará la el mecanismo de “tenemos la mayoría”, cosa, por otro lado, bien cierta. Es decir, que cuando le interese a él será un diálogo que será interesado, y que basará en sus ya tradicionales tácticas para el control y para el resarcimiento de sus particulares ajustes de cuentas, propio de alguien que mira más al pasado que al futuro, y que solo entiende el verdadero diálogo cuando saca algo a cambio y sin recibir una sola crítica. Esas se inventaron para el adversario, debe pensar.
Termino. Victimismo. De nuevo se pone el disfraz nacionalista para suplir un proyecto y un programa hasta ahora inéditos, y que utiliza para exagerar, perjudicando nuestras relaciones y nuestra imagen, y también la correcta defensa y representación de los intereses regionales y de Comunidad.
La credibilidad consiste en reivindicar sin exagerar o fingir. Sobre todo, cuando alguien como Sanz pasará a la historia, desde datos objetivos, como un político sectario que levantó escasas veces su mirada del interés electoral, aun a costa de que ello genere agravios o perjuicios.