Las elecciones generales del próximo 20 de noviembre no son unas elecciones más en la historia de nuestro país. La primera convocatoria electoral en la transición y las primeras legislativas después de la aprobación de la Constitución marcaban el inicio de una historia de progreso social que por primera vez puede verse interrumpida. En las próximas elecciones tenemos que elegir una mayoría política que aborde la lucha contra la crisis económica más grave en los últimos 80 años conjugando recuperación económica y creación de empleo con la garantía del mantenimiento del progreso de los derechos sociales. Para el PSOE es posible abordar reformas estructurales para crecer económicamente, desde luego con esfuerzo, sin lastimar ni retroceder en nuestra sociedad de bienestar.
Los socialistas pedimos el voto de la mayoría social de progreso que valora el camino realizado, que entiende la necesidad, ante la situación económica, de abordar respuestas contundentes, pero que no puede consentir que detrás de algunas de ellas se esconda la ruptura con el modelo social dibujado durante todos estos años de democracia. Esa es la opción de Gobierno que quiere presidir Rubalcaba. Un Gobierno que trabaje para defender el futuro de España y la prosperidad de la sociedad.
Pedimos el voto para estar preparados cuando la economía global se recupere y tener así nuestro sistema financiero saneado y listo para conceder crédito a las empresas y que éstas generen empleo y riqueza en una economía más productiva y competitiva.
Pedimos el voto para promover un gran acuerdo nacional por el empleo, con todas las administraciones, empresas y trabajadores.
Pedimos el voto para preservar los derechos sociales a través de la calidad y carácter público de los principales pilares del estado de bienestar: una educación pública de calidad, una sanidad universal y gratuita, unas pensiones dignas y seguras, un sistema de la dependencia fuerte y garantista.
Pedimos el voto para implantar una fiscalidad más justa y redistributiva, en la que las grandes fortunas y los bancos contribuyan a las arcas públicas, permitiendo con esos ingresos estimular la actividad económica y la contratación, preferentemente de jóvenes y de personas mayores de 55 años.
Pedimos el voto para tener un gobierno fuerte en los espacios económicos internacionales, que impulse la regulación de las finanzas en el G 20 y una fiscalidad europea que nos haga a todos más solventes y competitivos.
El 20 de noviembre es para nosotros una oportunidad de pelear por lo que queremos la mayoría: salir de la crisis preparados para crecer y generar empleo, en una sociedad justa y solidaria.
Para la derecha, para del PP, sin embargo, es el momento de rematar su objetivo inconfesable durante estos últimos años: alcanzar el poder como sea, aunque para ello España hubiese sido intervenida en mayo de 2010, e iniciar una política de gasto que aminora las políticas sociales, que reduce los servicios públicos, que olvida a una gran parte de la población española recuperando la senda de la desigualdad.
El 20 de noviembre debemos votar sabiendo que elegimos entre un proyecto de España en el que quepamos todos, consciente de sacrificios ante las dificultades económicas, pero que no quiere romper con la filosofía de la protección social y la igualdad de oportunidades de los ciudadanos, o un proyecto que primará a los que más tienen, porque en su criterio son los únicos motores de la sociedad y olvidará a los ciudadanos que tienen dificultades para desempeñar su vida sin la solidaridad que ofrece la red de un Estado social justo.
A pelear para ganar. Todo aquel ciudadano que quiera volver a un crecimiento económico sin rupturas sociales, todo aquel ciudadano que entienda que son necesarias las reformas para conseguir empleo sin necesidad de romper la sociedad de bienestar, debe ir a votar el día 20 al PSOE.
Muchos sabemos que la derecha de este país quiere aprovechar la crisis para imponer su modelo y no solo el económico, los progresistas de ese país debemos aprovecharla también para hacer los cambios y ajustes necesarios para conseguir que la sociedad de bienestar sea viable en una España modernizadora.
Nuestra historia democrática ha sido la de un pueblo, la de un país, que ha progresado de manera equitativa, siendo esto la clave de nuestro éxito y prosperidad. No es tiempo para retroceder, es tiempo para avanzar. Peleemos por ello.