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César Luena López

El Blog de César Luena

Objetivos del autogobierno: recuperación y crear empleo

En España, la única explicación que se ofrece para justificar la lamentable etapa de Gobierno de Rajoy es culpar de todo al Gobierno anterior de Zapatero y a su herencia. Quienes así argumentan, consideran en cambio que Hollande, que lleva gobernando menos tiempo en Francia, es absolutamente responsable de la recesión de su país.

Este es el tipo de incoherencias que a los fieles les basta, pero que a cualquier ciudadano con capacidad crítica espanta. El problema reside en que culpar de todo al adversario puede ser rentable electoralmente, pero no ayuda al país.

No voy a eximir al PSOE de los errores cometidos en el pasado, nunca lo he hecho, pero por mucho que se repita, el PSOE no es el responsable de la crisis. Nadie fuera de España admitiría que fuera así, como ningún español culparía de la crisis económica de Grecia, Italia o Portugal a algún gobierno en concreto y en exclusiva.

Las carreras de culpabilidad nos llenan de desprestigio a los políticos en un momento donde es imprescindible la credibilidad, y lejos de aportar sosiego y esperanza a los ciudadanos, les arrojamos con ellas los desperdicios de un diálogo roto que amenaza con la vuelta a las páginas más grises de nuestra historia.

Se hace preciso reconocer, cuanto antes, que la crisis económica mundial, que muy pocos vieron venir, -Rato como Director del FMI en la primavera de 2007 vaticinaba que la economía mundial crecería un 5% y que en EEUU habría una desaceleración ligera-, tiene su origen en los productos basura que en su aparatosa caída desvelaron economías ficticias y un enorme endeudamiento -en España fundamentalmente privado- sobre el que los mercados financieros posteriormente se han dedicado a especular.

También deberemos admitir, para nuestra propia autoestima, que la crisis del euro no resulta de las malas políticas adoptadas por España, sino en la deficiente puesta en marcha de la moneda sin ajustar los desequilibrios previos y en un concepto de Europa que se desmorona, donde es Alemania la que impone su estrategia financiera. Podemos ser corresponsables, pero no más.

Pues bien, de la misma manera que se hacen análisis simplistas sobre el origen y responsabilidad de la crisis que llevan a pensar que nada era sólido, cuando no es cierto, tampoco podemos caer en la tentación de considerar el Estado Autonómico como un invento fallido.

Hay una apuesta de “reinicio social” que se basa en un afán de revancha. Con perspectiva histórica, observo como existen corrientes de pensamiento que se quedaron fuera o en los márgenes del proceso constitucional que ahora quieren “un ajuste de cuentas” con aquel espíritu y con el aquel consenso. Al parecer, poco importa malograr uno de los períodos de los que la mayoría de los españoles se encuentran más satisfechos de haber construido.

Hace 35 años, algunos consideraban que la democracia era un derroche de “representatividad” y hoy siguen con la misma “cantinela”. Y otros pensaban que La Rioja no merecía ser Comunidad Autónoma, y actualmente ya ha aparecido en algunas listas como la candidata ideal para su extinción.
En algunas ocasiones ya me he pronunciado en la defensa del Estado Autonómico al considerarlo una apuesta acertada para España, en la que los errores y abusos se deben achacar a su gestión y no al sistema. Hoy quiero reivindicarlo también porque ha sido un camino, con sus luces y sus sombras, muy beneficioso para nuestra tierra, La Rioja.

Este 9 de junio debe ser un acto de afirmación de La Rioja como Comunidad Autónoma, una Comunidad que acepta diferencias pero no desigualdad, que acepta singularidades pero no agravios, en un marco de mutuo respeto entre el resto de las Comunidad Autónomas.

Afirmación en nuestra Autonomía y Acuerdo en lo único que preocupa a nuestros ciudadanos: trabajo. Esta es nuestra apuesta en este gran día para La Rioja. Porque la mejor manera de celebrar un día en el que se reiteran apelaciones a la suma de todos, es que las palabras, por primera vez, se conviertan en hechos. Es el tiempo para hacerlo.

La Rioja y España necesitan acuerdos para crecer y crear trabajo. Los ciudadanos lo están pidiendo, todos los partidos la están ofreciendo; de igual modo, todas las asociaciones empresariales y sindicales lo han explicitado y hasta la Casa Real lo ha recomendado. El acuerdo es fácil y se necesita. Esta ya hecho. Recoge todas las voluntades. Solo falta que PP se sume.

Rechazar un acuerdo en la situación excepcional en la que nos encontramos significaría apostar a ser el salvador de la patria, ignorando que queda todavía un camino largo y dramático en el que ningún partido tendrá suficiente apoyo social para abordarlo. Retrasar un acuerdo es alargar la agonía.
Este es el mejor ejemplo que puede dar La Rioja a España el día 9 de junio de 2013: estrenar la “cultura del pacto” por convicción, antes de que los ciudadanos nos obliguen a ello; y así, afirmarnos como una Comunidad Autónoma responsable.

*Artículo de opinión publicado hoy, sábado 8 de junio, en Diario La Rioja

Sobre el autor

Logroño, 1980. Doctor por la Universidad de La Rioja. Diputado socialista por La Rioja en el Congreso de los Diputados.


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