A propósito de los cambios en política fiscal que planea el Gobierno y que debatiremos proximamente en las Cortes, salgo al paso de algunas manifestaciones realizadas en los últimos días.
Algunos dicen que son políticas de rectificación. Lógico. Cuando la realidad económica es distinta, las políticas han de ser otras. No me fiaría yo de un Gobierno que siempre haga lo mismo en materia económica, al margen de los hechos y de la coyuntura.
Otros dicen que subir impuestos agudizará la crisis. Qué tontería. El planeamiento del Gobierno es claro: subir sólo los impuestos del capital para llevar a cabo políticas sociales y de inverión pública en infraestructuras, tecnología y economía verde. Es decir, redistribuir la riqueza a través de la gestión del dinero público. Eso hacemos en la izquierda.
Cuando hay supéravit, porque hay más actividad económica y más ingresos tributarios, conteniendo la presión fiscal, por cierto mayor con el PP, y cuando hay déficit, subiendo los impuestos a los beneficios del capital, para garantizar la cohesión social.
Estos días, la discusión debiera ser otra. El presidente Zapatero habla de una subida limitada y temporal. Correcto. Limitada al capital y a las plusvalías, pero, ¿Por qué temporal? Cuando la economía crezca, esas mismas rentas ganarán más, y podrán seguir aportanto más al Estado y a la redistribución de la riqueza.