A partir de las extravagantes propuestas de Vic y Torrejón, la derecha está tomando posiciones sobre las condicones legales y por tanto hunmanitarias, porque implica el tratamiento que les damos a personas como país de acogida, que hemos de ofrecer como Estado de derecho a los inmigrantes.
En este caso hemos de defender la ley, que deja bien claro que hay que empadronar a todas las personas que residen en el municipio. Y esto es así porque es a través del padrón como el Estado puede tener una previsión de las necedidades educativas y sanitarias de cada municipio.
Y se planifican los servicios y las prestaciones y atenciones públicas para que las personas accedan a derechos que se tienen como ciudadanos, pero también como seres humanos. Es más, como seres humanos en primer lugar.
La convivencia plural y respetuosa, que cede y recibe, y que alcanza estadios de armonía se sustenta en principios apoyados por la mayoría de la sociedad española, recogidos por nuestro acervo legislativo y apuntalado en nuestros municpios, en sus colegios y barrios, que son la muestra de un proceso de integración, no carente de problemas, pero lleno de éxitos, dado nuestro giro radical de país emisor de población a país receptor.
Por tanto, hay que seguir de acuerdo a nuestra trayectoria de país acogedor, garantista y humanitario, y abandonar los conatos de marginación que se nos proponen desde algunos ayuntamientos y que gustosamente recoge el perdedor Rajoy en su afán de sumar lo que no construye futuro en su particular cuenta electoral, cuenta que siempre le sale mal, por cierto.