Nunca una derrota fue tan mal digerida durante tanto tiempo. Pobre Aznar. Como acostumbra, para desgracia de los suyos, de vez en cuando sale a la palestra y le recuerda a Rajoy su tutorización. Es curioso, porque casi siempre suelen coincidir declaraciones malsonantes de Aguirre y de Aznar. Vaya lío que tienen en el PP.
En cualquier caso, el primero podría tranquilizarse ya y asumir su mala salida de la política española, que no es sino reflejo de lo que sembró: los orígenes de una burbuja que son hoy la dramática base del desempleo y la participación en una guerra ilegal, cuyas consecuencias últimas en nuestro país fueron dramáticas. Por tanto, bicarbonato para Aznar.
Y la segunda, aspirante a primera, podría también calmarse, dejar de amedrentar a propios y extraños y gobernar para todos antes de que salga del poder como el primero: por la puerta de atrás y con el castigo de los ciudadanos madrileños. Mientras tanto, y como decíamos de pequeños, que se lave la boca con lejía.
Nunca una pareja hizo tanto para que Rajoy fuera tan poco