Independientemente del curso jurídico de las causas abiertas por el Supremo contra el juez Garzón, las cuales respeto y acato como ciudadano y como miembro del poder legislativo, está produciéndose una polémica sobre la idoneidad de las campañas y plataformas que en defensa del juez, su trayectoria y los principios que han regido su causa para esclarecer los crímenes del franquismo, están surgiendo desde diferentes ámbitos políticos, sindicales, sociales y territoriales.
Enhorabuena. Defender causas nobles y apoyar a quien, a pesar de las imputaciones y procesos en marcha, e incluso de los propios errores de procedimiento que haya podido cometer, me parece digno de gente noble y demócrata. Ánimo.
Por contra, manchar el nombre de Garzón y, en parte, de la lucha por restablecer la memoria y la dignidad de tantos ciudadanos españoles, me parece propio de gente miserable.
Pues bien. Entre la gente noble están todos aquellos que se movilizan y apoyan la lucha de Garzón y el fondo de su causa, desde los que se reúnen en la Complutense a los que se manifiestan en la Audiencia. Ánimo otra vez.
Entre quienes tienen un comportamiento miserable están los falangistas y las agrupaciones cuyo nombre expresa lo contrario de lo que son.
Hagamos un ejercicio de análisis, porque entre los defensores de la justicia entendida como dignidad imperecedera estamos los socialistas; y en contra, y consentidores con los fachas contemporáneos, está el PP.
Da pena, pero algunas cosas nunca cambian.