Sanz pide la continuidad de los derechos de plantación. Hasta aquí todos de acuerdo.
Dentro de la dinámica de libre mercado, que impera en el espacio europeo común, hemos mantenido algunas especificidades para sectores como el vitivinícola. Y también todos de acuerdo hasta ahí.
Mi opinión es clara al respecto. Apoyo que se mantenga la reserva del control sobre las plantaciones en el seno de las Denominaciones de Origen. No es nada excepcional, puesto que es lo que recoge la OCM del vino, que mantiene esos derechos hasta el 2015, prorrogables hasta el 2018, y con la claúsula de que se podrán mantener, por parte de las Denominaciones de Origen, los controles sobre la plantación a partir de ese momento.
Por tanto, si bien sería recomendable que España apoyase esa posición común de nueve países, no es, en cambio, algo imprescindible o necesario, puesto que nuestro país, como Estado miembro, está negociando una posición consensuada e integral, que es lo que mejor defenderá los interteses del sector Rioja.
Es decir, que las puestas en escena pueden estar muy bien para el ego, pero lo importante es que la defensa del sector se haga con eficacia, y eso suele implicar más dosis de trabajo que de publicidad.
Sobre todo si se está a Dios rogando y con el mazo dando. Porque utilizar el argumento del control sobre la masa vegetal, cuando se ha ejercido como un Madoff de la vid y el vino en La Rioja, con intereses económicos y de poder de por medio, que incluso a alguna le ha costado el número dos de la lista del PP al Parlamento, es, cuando menos, chocante.