Es de celebrar la aparición del libro Transición. Más aún en un momento en el que las diversas crisis que sufre nuestra sociedad impidenanalizar y tratar con ecuanimidad los logros alcanzados por la democracia española en los últimos cuarenta años, y cuando la “obligación” de impulsar las necesarias iniciativas de reforma hace que se ponga el foco en lo que no funciona o en lo que ha funcionado bien pero funciona ahora peor, olvidándonos casi siempre de los avances, conquistas y mejoras de los últimos cuarenta años.
La versión española de la corriente/tendencia populista mundial (Podemos) lleva años, desde su aparición, ajustando cuentas con nuestro pasado más reciente, sin que más allá de la política o del periodismo, y no en tantas ocasiones como requiere la cuestión, se le haya contrarrestado adecuadamente, es decir: con la contundencia que aporta el estudio e interpretación de los hechos históricos.
Soy de los que cree que la Transición, a la luz de la historia, es el mejor pacto de cuantos hemos llevado a cabo los españoles en nuestra historia. Por su alcance democrático, de bienestar colectivo y de progreso social y colectivo. La publicación reciente del trabajo de historia política Transición, de Santos Juliá, es una oportunidad para conocer de primera mano ese pacto, sus orígenes, fundamentos y desarrollo. Y también su enorme impacto positivo sobre la historia contemporánea de España. De nuevo, el adecuado y profesional trato de la historia aporta una respuesta, ofrece una explicación y corta el paso de raíz a tanto interesado en falsear el pasado para seguir falseando el presente.
Para todo aquel que esté interesado en la historia política de nuestro país de los últimos ochenta años, leer Transición le suministrará el placer de encontrarse con un texto netamente histórico, prolijo en documentos, datos, textos y referencias, y por encima de todo ello, con una narración rigurosa orientada a contar cómo transitamos los españoles de lo peor (la Guerra Civil) a lo mejor, la esperanza imperfecta de la democracia a través de (y a partir de) la Transición.
Tránsito que si bien se ejecutó, por así decir, en un año, tal como marca el autor, se gestó durante los cuarenta
Leyendo a Juliá, quien escribe siempre y sólo desde la historia, se comprende muy bienpor qué la palabra Transición es para nosotros el sinónimo de las cosas bien hechas, de la concordia, de la convivencia, de la prosperidad, significado que todavía hoy conserva, y que este trabajo nos ayuda a recordar, preservando en la re
Quien esté interesado en conocer nuestra historia política más reciente, libre de prejuicios, lemas, consignas y apriorismos, encontrará, reitero, placer en esta lectura. Pero digo más, quien quiera hablar con propiedad sobre nuestra historia políticareciente, debería antes, cuando menos, hojear Transición de Santos Juliá, un libro que se echaba en falta en los tiempos que corren y cuya lectura y consulta ya es obligatoria.