Acabamos de terminar la reunión ordinaria del Comité Federal del PSOE en la que Zapatero nos ha anunciado a los miembros del órgano más importante del PSOE entre Congresos, y a la sociedad de forma simultánea, su decisión de no presentarse como candidato en las próximas elecciones de marzo de 2012, y por tanto de no optar a un tercer mandato presidencial.
Comparto su decisión, que se asienta en la convicción de concebir que dos mandatos son más que suficientes para desarrollar un proyecto político en España, pero también la comparto porque refuerza su autonomía y la confianza para que lidere, como hasta ahora, las reformas económicas que necesita el país para que la recuperación permita la creación de empleo, que es la máxima prioridad del Gobierno y del PSOE.
Y comparto el momento, pues a un año de las generales y teniendo en cuenta la incertidumbre que sobre tal decisión se estaba generando, lo más conveniente era despejar la incógnita y fijar el guión libre y democrático que el PSOE siempre sigue en sus procesos internos: cuando toque, tras las elecciones locales y autonómicas, elecciones primarias para que los militantes elijamos quién será nuestro candidato en marzo de 2012.
Pero eso toca dentro de unos meses. Ahora, a por mayorías de progreso en nuestros pueblos, ciudades y comunidades. Hoy, el PSOE ha reforzado los preparativos para la campaña electoral próxima, y si en el anterior comité de hace un mes aprobamos las candidaturas, hoy hemos aprobado los programas marco con los que concurrimos a estos comicios, programas que tienen como objetivos prioritarios la recuperación económica y la creación de empleo, la sostenibilidad y la transparencia y el buen gobierno.
Hoy, salimos del Comité más fuertes para apoyar al Gobierno en la tarea pendiente por delante, tarea que se va extender por el próximo año, tarea que va a liderar el presidente Zapatero, y tarea que tiene como elemento de identidad principal los intereses generales de España y de los españoles.
Termino. Cuando acabo de escribir estas líneas, escucho a dirigentes populares pidiendo elecciones generales y soltando las habituales retahílas sobre Zapatero y el Gobierno. Ni a mí, y creo que a nadie, coge por sorpresa esta actitud ramplona e improductiva, netamente partidista y electoralista. Y a ellos, tampoco les cogerá por sorpresa la actitud de los ciudadanos cuando juzguen, dentro de un año, la labor del Gobierno y la ansiedad de la oposición.