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César Luena López

El Blog de César Luena

La Universidad, nuestra principal bandera

Cuando Felipe González ganó las elecciones en 1982 se encontró con unas universidades anquilosadas. Los socialistas supieron orientar el dinamismo de estudiantes y profesores a la colaboración bajo el espíritu  de un lema que podía estar hoy de actualidad: “para que  España funcione”. Así se forjó la Ley de Reforma Universitaria (LRU), una ley integral que reformaba las bases de la universidad española haciendo convivir en ella los dos modelos clásicos: la universidad napoleónica, que fabrica los servidores del Estado necesarios, y la universidad emanada de los cambios de Mayo del 68, creadora de saberes que mejoran la calidad de los individuos y la marcha de la sociedad  que se formaba al calor del Estado del Bienestar.

Diez años después, al comienzo de la década de los noventa, España alcanzaba una cifra récord de alumnos y profesores universitarios y el modelo cosechaba sus primeros éxitos en la investigación a juzgar por el elevado número de doctorados, provocando un impacto cultural, social y económico en los lugares donde estaban implantadas. En este contexto se creó la Universidad de La Rioja en el año 1992. En estos 20 años nuestra Comunidad Autónoma ha duplicado el número de licenciados.

Logroño tenía desde 1972 un Colegio Universitario con dos secciones, Letras y Ciencias, y unas Escuelas universitarias que formaban diplomados en Economía y Magisterio, así como la  prestigiosa Escuela de Ingenieros Industriales. Como en el siglo XIX, el rector de Zaragoza –que nombraba a los maestros riojanos desde la Ley Moyano- mantenía sus atribuciones sobre territorios tan amplios como los que comprendían Navarra, Soria, La Rioja y Aragón. Era el distrito, o sea, una barbaridad.

La Rioja, una vez constituida como Comunidad Autónoma, necesitaba junto a la creación de sus instituciones la construcción de la referencia cultural y formativa de su sociedad, sin dependencias lejanas. El futuro de La Rioja como Comunidad se ligó desde 1983 a la creación de su Universidad.

Fue con el Ministro Javier Solana cuando las negociaciones se agilizaron para crear la Universidad de La Rioja, culminadas con Alfredo Pérez Rubalcaba como Ministro de Educación. A ese  logro  contribuyó  el profesor ya desaparecido Antonio García Aparicio, en estrecha colaboración con el Presidente Pérez Sáenz y el Vicerrector Luis Español, verdaderos impulsores de la Ley de creación de la Universidad de La Rioja, aprobada por el Congreso de los Diputados el 13 de mayo de 1992, con la renuencia del PP.

La puesta en marcha de la Universidad riojana no fue fácil, se necesitó el trabajo y el compromiso de un núcleo de personas, todas ellas de carácter progresista, como la del Presidente de la Comisión Gestora y primer rector, Pedro Campos, en cuyo equipo figuraba como vicerrector Urbano Espinosa, que posteriormente le sucedería en el cargo. Que la Universidad fuera creada por gobiernos socialistas y que en su puesta en marcha colaboraran personas poco conservadoras, supuso  un distanciamiento de origen de las autoridades del PP, que todavía subsiste de alguna forma.

Veinte años después celebramos su creación en un clima de crisis económica, cuando la única receta que se propone para superarla es recortar buena parte del bienestar y de los logros conseguidos. Hay quien aprovecha ahora para convertir los aciertos en errores y hacer ajustes con la historia, y en esa vorágine, puede haber alguien que pueda dudar de la viabilidad de nuestra Universidad. No es ninguna alarma, ni ninguna exageración. La opinión de que existen demasiadas Universidades en España está emitida. Ahora hace falta señalar.

Por eso, hoy como hace veinte años, quiero que trabajemos de nuevo por nuestra Universidad. Quiero que reforcemos su papel para que pueda responder a los requerimientos de nuestra Comunidad, para formar buenos profesionales y también para formar ciudadanos libres y cultos, donde integremos la docencia, la investigación y la transferencia, prestando atención a la sociedad digital y a las nuevas formas de aprendizaje.

El reto sigue siendo que la Universidad sea útil a nuestra  sociedad y que la sociedad riojana se implique en su Universidad. Alguien dijo que “La Rioja será lo que sea su Universidad”, y somos muchos los que estamos convencidos de ello, especialmente todas aquellas personas que nos hemos formado en sus aulas. Espero que esta vez nadie se abstenga.

¡Larga vida a la Universidad de La Rioja!

 

Tribuna de opinión publicada hoy en Diario La Rioja

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Sobre el autor

Logroño, 1980. Doctor por la Universidad de La Rioja. Diputado socialista por La Rioja en el Congreso de los Diputados.


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