El Gobierno de La Rioja presentó hace cuatro años las conclusiones del Plan estratégico ‘La Rioja 2020’. En el apartado que lleva el título de ‘Identificación de las amenazas más peligrosas para la economía riojana’, todos los participantes y agentes económicos identifican como el mayor problema y por tanto la máxima prioridad estratégica, muy por encima de cualquier otra (65%), el aislamiento geográfico de no materializarse grandes proyectos de infraestructuras pendientes.

Coincido con el diagnóstico. El mayor problema de La Rioja es su aislamiento. A partir de aquí normalmente comienza la discusión baldía –que agota a los ciudadanos–, de arrojarnos reproches entre los partidos políticos en virtud de que el Gobierno de España sea de los nuestros o no, y en función de esa variable defender o atacar la gestión.

Una cosa a la que no me acostumbro y me llama mucho la atención es que el autogobierno en La Rioja no conlleva responsabilidad alguna en el resultado de los Presupuestos Generales del Estado, como si aquí se pudiera estar 100 años gobernando sin asumir responsabilidad alguna, ‘libros verdes’ incluidos.

Porque lo importante para nuestra Comunidad Autónoma no solo es debatir si hay mayor cantidad para las inversiones y si, además, una vez presupuestadas éstas se ejecutan, que lo es, sino que lo trascendente es si se cumplen los objetivos para superar nuestro principal obstáculo para el crecimiento y el progreso de la región, como es la incomunicación. En esa estrategia el actual gobierno ha fracasado.

Si se asoman al proyecto de Presupuestos para el 2015 comprobarán –porque su acceso es público– que elimina cualquier esperanza en muchos años de superar esta situación de incomunicación e interrumpe una estrategia que, con mayor o menor, ritmo se estaba cumpliendo, aunque fuera lentamente.

Como bien saben, La Rioja tiene como fortaleza estar asentada en un eje de este-oeste, como es el valle del Ebro, y en cambio tiene una debilidad en el eje norte-sur. La finalidad estaba clara: respecto al valle del Ebro los objetivos eran tener una autovía o autopista gratuita y adecuar el ferrocarril a la alta velocidad. En cuanto a la conexión con el sur y suroeste, el esfuerzo se centraba fundamentalmente en carreteras, tanto en potenciar el eje central Madrid-Soria-Tudela-Irún a través de la autovía A-15, hacia el oeste, apostando por la autovía del camino A-12, con Burgos, y hacia el norte, con Pamplona.

Una vez ejecutados los proyectos, La Rioja se fijaría entre tres ejes. Abrazada horizontalmente por el valle del Ebro y, perpendicularmente, sostenida por la AP-1 y A-1, por Miranda de Ebro-Haro, por la A-15 Tudela-Alfaro y por la A-12 Burgos-Logroño-Pamplona.

Los Presupuestos Generales para el 2015 suponen un mazazo al diseño de las aspiraciones de La Rioja. Se fractura y se interrumpe la programación y nos condena toda la década.

–En carreteras: valle del Ebro: se abandona el proyecto de la duplicación de la N-232 tanto como proyecto de autovía global, así como las actuaciones concretas de las circunvalaciones de Briones, Fuenmayor y El Villar de Arnedo.

Indirectamente se estaría apostando a que la única solución pasaría por esperar a que se cumpliera el plazo de concesión en el 2026, sino lo prorrogan otra vez.

Eje central: una vez realizado el esfuerzo Medinaceli-Soria, el tramo Soria-Tudela se aplaza o se suspende. Con la autovía del Camino A-12 lo mismo. El tramo Santo Domingo de La Calzada-Burgos, se aplaza o se suspende. Estas dos suspensiones son certificaciones de nuestro aislamiento.

Es cierto que hacia el Norte, con Pamplona, nos conectaremos después de mucho tiempo con la autovía navarra, gracias a que la hicieron ellos, pero parece seguro que la conexión quedará coja al no ejecutarse la obra completa y suspenderse también la conexión con la Autopista AP-68.

–En ferrocarril: el escándalo: se renuncia al tren de alta velocidad por el valle del Ebro. El problema no es que no exista financiación de Europa, el problema es que hemos descubierto que no hay interés de financiar nada en España.

Solo para superar el aislamiento nos queda la autopista y el aeropuerto. El empuje para hacer un aeropuerto con unas líneas aéreas riojanas con avión bautizado con el nombre de San Millán y con previsión de más de 10.000 tránsitos al año, se ha quedado en un solo vuelo diario con Madrid y no todos los días.

La autopista AP-68, ya saben. El plazo para convertirse en gratuita hubiera finalizado en el 2011 si el PP no lo hubiera prorrogado hasta 2026.

Los esfuerzos en inversión si no logran abrir caminos con el exterior, aunque hayan mejorado las comunicaciones internas, serán inútiles para mejorar la posición geoestratégica de La Rioja y se mantendrá el obstáculo para su progreso social y económico.

Hay margen para no resignarnos. La Rioja no merece, ni puede, quedar aislada por culpa de una planificación injusta y una inversión escasa. Reivindicar nuestro espacio es luchar contra el aislamiento.

Artículo de opinión publicado hoy en Diario La Rioja