Premisa: existe un consenso, no sólo en el ámbito de nuestra región, acerca del estado deficitario de nuestras infraestructuras de comunicación. El mismo, tiene, por así decirlo, su origen en la historia reciente.
Reconocimiento: esa realidad, asumida como una visión de consenso mayoritaria, no puede hundir sus causas, o buscar responsables, en proclamas o en argumentarios. Tan solo desde el reconocimiento de una responsabilidad compartida, que no igual, puede afrontarse un análisis que permita construir un objetivo ambicioso de futuro.
Certeza: es desde 2012 cuando La Rioja ha pasado de recibir un legado de necesidades nunca del todo satisfechas, a adentrarse en una larga noche de marginación y exclusión de la que es responsable, ahora sí en exclusiva, la administración (in)competente, el gobierno central de Rajoy y del PP.
Cuenta Javier Marías en Literatura y fantasma un pensamiento, entre otros muchos, que Juan Benet le había trasladado en carta privada: «Todo termina cuando se agota el deseo, no cuando se nubla la esperanza». Sobre todo en los últimos dos años, pero en realidad desde hace cinco, y en relación con nuestras infraestructuras, parece como si a los principales responsables de mantener vivo el deseo les hubiera vencido la niebla caída sobre la esperanza. Como si nos hubiéramos sumido en una larga noche de la que no se quiere salir. Este es el propósito, previo a conseguir cualquier objetivo, de los socialistas: abandonar el letargo de esa larga e insostenible y aun inaguantable larga noche de nuestras infraestructuras.
En artículos anteriores en este mismo espacio, y por eso no es cuestión de repetir, he tenido ocasión de alertar sobre la inconsistencia, e incluso falseamiento, de la previsión presupuestaria que el tándem Rajoy-Ceniceros han venido planteando para nuestra Comunidad, de su nula ejecución posterior o de la inexistencia de una planificación rigurosa. Además, los socialistas hemos criticado duramente la actitud de los dirigentes regionales del PP, comparsas de los nacionales, instalados como se encuentran en estar, renunciando a hacer.
Si se trata de que no se nos agote el deseo colectivo de mejorar, de aspirar, de conseguir al fin, debemos tener un mapa claro y definido de por dónde queremos transitar. Un mapa que contenga la ruta justa y adecuada, que carezca de trampas o guiños inaplicables, de engaños burdos.
¿Cuáles son las metas? Sintetizando, dos: actuar de forma múltiple en el eje de comunicación viario N- 232 y AP 68 e impulsar la proyección final e inicio de ejecución de los tramos ferroviarios de alta velocidad Castejón-Logroño-Miranda de Ebro.
¿Y cuáles son las decisiones concretas para llevar adelante este plan?
Los socialistas defendemos que debe actuarse con carácter de urgencia y considerándola como de interés general en la intervención de la N 232 en el tramo que va desde el límite con Navarra hasta Arrúbal, convirtiéndolo en autovía. Y mientras tanto, que debe ponerse en práctica un verdadero plan de mejoras en seguridad vial (más allá de pintar raya continua, ¡por favor!). Creemos que la circunvalación metropolitana de Logroño, la llamada ronda sur, debe ser una prioridad real, completada por la construcción de unos peajes troncales en Arrúbal y Navarrete-Fuenmayor. Y sostenemos, por último, que deben construirse nuevas entradas y salidas en la autopista en Aldeanueva y San Asensio, empezando por hacer bidireccional la de Lodosa- Pradejón.
Además, de forma inmediata, la Línea de Alta Velocidad Castejón-Logroño-Miranda de Ebro debe figurar en los Presupuestos. Pero de verdad: con plazos ciertos, creíbles y razonables, y con un compromiso presupuestario plurianual que se ejecute.
¿Cómo las llevamos a cabo? Los socialistas siempre hemos defendido el consenso y los acuerdos en aquello que define y condiciona a largo plazo el futuro de La Rioja. Pero hay fórmulas más rápidas y efectivas que los protocolos de la nada o los pactos a discreción. A saber, el compromiso en medidas concretas ya, en los presupuestos nacionales que pronto conoceremos.
Y aquí cada palo debe aguantar su vela. La del PSOE es asumir y ejercer su responsabilidad como principal partido de la oposición (y alternativa inmediata de gobierno tanto en La Rioja como en España). En ello nos empeñamos. Y desde ese empeño tenemos la legitimidad para señalar las responsabilidades de los demás.
El PP tiene la responsabilidad principal. Rajoy ha metido a La Rioja en esa metafórica larga noche de nuestras infraestructuras. El PP debe enmendar su propia política y alejarla de tácticas electorales destinadas a prometer, embaucar o cortar cintas durante los años electorales de 2019 y 2020.
Ciudadanos, en La Rioja, debe reivindicar un espacio para La Rioja y hacer valer su fuerza a través del pacto que tiene firmado con el PP a nivel nacional. En ese pacto, La Rioja se quedó fuera. Siempre hay tiempo para rectificar.
Podemos, y en parte también Ciudadanos, tiene que sacudirse el complejo propio de ser un partido de reciente creación construido en torno a liderazgos nacionales y defender sin ambages la necesidad de, al menos, sacar adelante las dos grandes actuaciones antes mencionadas. Hacer lo contrario nunca puede ser poseer una visión global, como a veces se defiende, sino sucumbir a un sentimiento de inferioridad injustificado.
Salir de la larga noche no es un deseo, es una condición inexcusable para el futuro de La Rioja. Eso sí, hay que desearlo. Ahí estamos los socialistas. Esperamos, con una mayoría amplísima de riojanos, a todos los demás.
*Artículo de opinión publicado en Diario La Rioja el 27/08/2017