El levantamiento de parte del sumario del caso ‘Gürtel’ el pasado 6 de abril, concretamente de la declaración de Francisco Correa, hizo sobrevolar la sombra de la trama de corrupción vinculada al PP por el Ayuntamiento de Logroño. «Pues puede ser en el 96, en el 97, yo creo que hicimos Alcalá de Henares, yo creo que trabajamos en Las Rozas, yo creo que trabajamos en Arganda, yo creo que trabajamos en el Ayuntamiento de Logroño también» , se podía leer en uno de los 50.000 folios como parte de la transcripción de las declaraciones realizadas al juez por parte del principal imputado.
Dubitativas, sí, realizadas probablemente tras horas de interrogatorio con el peso de la Justicia cayendo sobre su conciencia, también, pero viniendo de quien venían, lo suficientemente serias como para ser tenidas en cuenta. El ‘cabecilla’ había hablado, sabíamos lo que había dicho y, ¡sorpresa!, nos encontrábamos con una referencia explícita al Ayuntamiento de Logroño.
Las reacciones al descubrimiento no se hicieron esperar y esa misma noche el PP de La Rioja aseguraba que no constaba que hubiese existido «ninguna actividad con ninguna empresa de Correa» durante esos años en el Ayuntamiento de Logroño, entonces gobernado por los populares con José Luis Bermejo como alcalde.
Lejos de quedar ahí, al día siguiente, el portavoz del equipo de Gobierno actual de PSOE y PR, Vicente Urquía, informaba de que la Administración local revisaría las facturas para dar cuenta a los tribunales en caso de detectar posibles relaciones sin que, aquellas semanas, se encontrase nada.
De hecho, el propio Urquía, tal y como se hacía eco apenas 48 horas después el digital leonoticias.com , anunció que el Ayuntamiento de Logroño pondría en manos del juez, por ejemplo, “todo lo que tuviese que ver con Begar (constructora propiedad de José Luis Ulibarri, empresario leonés imputado en la citada trama) para que decidiese”.
Y es que a esas alturas, el temor a la ‘Gürtel’ comenzaba a estar tan extendido que todo lo que oliese a Correa era bastante para estar bajo sospecha… Y es precisamente ese mismo miedo el que se mantiene meses después. No en vano, antes incluso de que el instructor del caso solicitase formalmente al Ayuntamiento de Logroño “expedientes completos de cualquier tipo de subvenciones, fondos, créditos de cualquier tipo o ayudas aprobadas en referencias a las mercantiles Ros Roca S.A. y Enercorr XXI» (en relación con hasta 17 sociedades, además de las dos citadas) y éste respondiente que no hay registro alguno tras revisar la contabilidad del 2000 al 2010, la sola mención a la trama venía provocando el rechinar de dientes.
El “si no fuera por la Gürtel, las obras de la N-120 estarían terminadas” con que respondía el PSOE de La Rioja a la senadora del PP Francisca Mendiola, en clara alusión a la propia Begar y a Teconsa, otra de las sociedades implicadas también propiedad de un empresario leonés, puso de manifiesto que la onda expansiva de la más extensa red de corrupción de la democracia, al menos en lo que a presencia de algunas de las empresas ‘salpicadas’ se refiere, sí que llegó a nuestra comunidad autónoma.
Y eso, tan goloso políticamente, no es difícil que sea aprovechado…