Año nuevo, propósitos viejos
Año nuevo, objetivos viejos. Porque la meta es la misma desde marzo del año pasado: sentirse bien a través de unos hábitos saludables. Pero para llegar allí es necesario fijar objetivos intermedios. Que si correr una carrera, que si hacer el Camino de Santiago, que si no beber alcohol… Y en esas estamos Luismi y servidor, que continuamos trabajando estas cuestiones con Paula Giménez Fernández, que cree que es el momento de salir de la zona de confort en la que quizá nos habíamos refugiado este par de motivados. Un dúo que en los últimos meses habían perdido algo de ese estímulo que, en mi caso, me había hecho perder veinte kilos el verano del 2021. Pero los últimos meses del curso fueron complicados, especialmente diciembre, por todos los compromisos que hemos tenido. Y si no es por Paula y sus consejos, no sé dónde podríamos haber acabado. Posiblemente tirando todo a la m…
Pero hemos resistido, gracias a nuestra consejera y profesora, y ya estamos centralizados en nuestro objetivo nuevamente. Esta mañana, después de una dura sesión de entrenamiento físico con Fernando Carrascón, mi compi y yo coincidimos en que a diferencia de hace diez meses, cuando esto comenzó, ya tenemos bien aprendidos los conceptos. Ahora hay que pulirlos como hicimos en el inicio del ‘Objetivo 25’, centrarnos y darle para adelante. Luismi ya se ha metido en faena y ya ha incorporado a sus rutinas la bicicleta estática que tenía aparcada en el gimnasio de su urbanización. Esto además de controlar los alimentos y la bebida, algo por lo que me quito el sombrero porque el señor Cámara prácticamente no ha probado gota de alcohol en los últimos tres meses. ¡Olé! Pero no es suficiente y gradualmente debemos ponernos cada vez más las pilas.
Por mi parte, en Navidades traté de cuidarme. Hubo días en los que pude guardar distancias con los peligros y en los que también hice ejercicio físico pese al mal tiempo, y otros en los que sucumbí a las tentaciones en forma de dulces, vinos, cervezas y comidas altas en grasas. Pero antes de centrarme por completo tengo que sortear un último -y el más complicado- escollo: un viaje de diez días a Argentina, lugar donde me esperan mis afectos, mi querida familia, mis amigos, mis asados, mis alfajores, mis pizzas, mis empanadas, mi dulce de leche… Por eso he decidido intentar controlarme, sobre todo en lo emocional, y empezar de lleno el 24 de enero, día en el que regreso a Logroño.
Y antes de ir a terminar mi maleta os quiero informar de que en las oficinas de Nutrium podéis conseguir el calendario de FundAME, la Fundación Atrofia Muscular Espinal, una enfermedad que todavía no se puede curar y como no es una enfermedad estrella no recibe suficientes recursos. El calendario cuesta 10 euros que van íntegros a la investigación de la atrofia muscular espinal para los niños guerreros como Berta, Diego, Olaya, Emma, Ainhoa, Neydan, Alma, Oihan, la querida Paz, Higinio, Yaco, Hugo, Aritz, Paco, Andreas, Joel, Noa y Clara, que protagonizan el calendario de este año.
