Es muy posible que mientras estás leyendo estas líneas, un servidor esté recibiendo la merecida reprimenda de Paula Fernández en mi vuelta al Centro de Nutrición y Dietética Nutrium después de muchos meses alejado de su consulta, de sus consejos y de los hábitos saludables que durante buena parte de los últimos dos años y medio consiguió que mantuviera.
En estos meses de calor, de mucho calor, yo me he quedado bajo cero. He echado a perder el trabajo de muchos durante mucho tiempo en un escaso margen en el que he incumplido todo aquello que ya sabía, partiendo de la primera premisa de que deporte y alimentación deben ir de la mano, de que hay que quemar aquello que se come. Premisa tan fácil de entender como difícil de cumplir cuando se abandona el compromiso con uno mismo y con los demás.
Reconozco que no me he pesado en los últimos meses, porque no me hace falta ver los números para saber que he ganado aquello que perdí y he perdido aquello que gané. Seguramente, cuando leas este post, ya me habré llevado las manos a la cabeza tras el paso por la insobornable tanita. En el próximo capítulo os contaré todo con pelos y señales… y cifras.
Toca ahora pedir una segunda oportunidad. Por suerte, si algo he tenido en este camino de ‘Objetivo 25 kilos’ ha sido buena gente y fenomenales profesionales que creen en las segundas oportunidades y que vuelven a apostar por mí en este reto, quizás más difícil todavía que el primero. Paula en Nutrium, Miguel Moreno, Chema Urraca y todo su equipo en el Centro de Medicina Deportiva Las Gaunas vuelven a convertirse en esa colchoneta salvadora que me impide darme de bruces con el suelo en esta nueva andadura para la que yo no les había dado motivos para seguir, para confiar. Pero ahí están. Millones de gracias.
Esta vez, Roberto Molina, uno de mis ángeles, me seguirá y apoyará desde la distancia. No por falta de ganas y compromiso, todo lo contrario. Es un crack que se merece que todo lo que le pase sea bueno y al que su amor por el baloncesto y sus conocimientos y experiencia como preparador físico le han abierto una nueva puerta como ‘hombre de negro’ en el Bilbao Basket (además de su experiencia veraniega con las selecciones inferiores de España).
Esta nueva etapa viene marcada por una vergüenza inicial más pronunciada que la primera vez. Muchos de los que me dieron su apoyo cuando comencé, han visto y me han hecho ver que he vuelto a las andadas y que toca retomar aquello que me he dejado en el camino. Me ha tocado volver a escuchar otra vez eso de ‘papá, has engordado’. Y eso duele.
El caso es que pese a esa vergüenza y esa sensación de haber fallado a aquellos que me apoyaron, vuelvo con las ganas de hacer que esta recaída no se convierta en un fracaso perpetuo y con la intención de volver a mirar hacia adelante para volver a vivir la buena vida que he escondido, que no olvidado.
Vuelvo a empezar. De nuevo, gordo, con el tendón de Aquiles hecho unos zorros y con mucho camino por recorrer. Pero vuelvo con mis ángeles, con mis soportes. Además, vuelvo con un nuevo reto, muy sorprendente. Un reto que llegó a través de una llamada inesperada, de alguien del pasado que me anima a mirar al futuro, y que vino acompañada de una propuesta tan arriesgada como atractiva. Un reto alucinante que vuelve a exigir compromiso, ilusión, preparación y que me obligará aprender cosas impropias de mis casi 44 años y que va a despertar muchas risas… Pero eso ya os lo cuento en unos días…
Vuelve ‘Objetivo 25 kilos’.