La semana pasada acabó por aclarar qué quería Paula Fernández Giménez al hacernos cumplir una dieta lo más a rajatabla que pudiéramos Martín y yo. Ahí estuvimos pasándonos fotos de todos los platos, comida tras comida. Los dos ‘motivados’ nos hicimos nuestras cábalas. Que si no es sostenible en el tiempo por lo estricto de hacer unas comidas concretas, si podía ser muy caro, si limitaba las proteínas… Y, efectivamente, no dimos ni una.
La clave era ¡el color! La dieta partía de platos más insulsos, con poca cromática, y la semana iba avanzando hacia platos con más colores, más atractivos. Y es que, según nos contó Paula en la nueva consulta en Nutrium, hay que comer también por la vista y hacer nuestros platos más atractivos y, no por ello, dejan de ser menos saludables. Un buen postre con frutas del bosque variadas es vistoso, rico y sano. Lección aprendida. Ponedle sabor y color a vuestras comidas… y a vuestras vidas.
Esta semana ha tocado controlar porcentajes de verduras y hortalizas, hidratos y proteínas. La famosa pirámide que todos conocemos y que a todos nos han enseñado, con alimentos que debemos comer más o menos a menudo la hemos dejado atrás. Paula nos enseñó el plato de los alimentos. Mucho más claro que la pirámide. Tres partes: 50% de verduras y hortalizas, 25% de cereales integrales y tubérculos y otro 25 de huevos, pescados, carne y legumbres (para los vegetarianos). Y en esas hemos andado la semana, intentando cumplir con esos porcentajes y compensando los días.
En el plano físico, Martín sigue dándole a la bicicleta como un poseso y batiendo marcas personales. A este paso, le toma el relevo a Carlos Coloma. Yo, mientras tanto, voy avanzando y cogiéndole el gusto a meter cada vez más sesiones deportivas durante la semana. Por supuesto, los entrenamientos personales con Fernando Carrascón son un acicate. Entrenamos, sudamos, sufrimos a ratos y las sesiones se hacen muy llevaderas.
Y los resultados siguen acompañando. Martín perdió la semana pasada un kilo, todo de grasa. Yo me fui hasta los 2,400, uno de ellos de grasa. Así que vamos los dos por los nueve kilos menos, más o menos, porque no le prestamos tanta atención a la báscula como puede parecer. De hecho, estamos encantados con el proceso, con el camino. Eso sí, es un camino que no queremos volver a recorrer.
Quiero, por último, volver a agradecer vuestro apoyo, virtual y personal. El otro día, saliendo de entrenar con Fernando, nos saludó un hombre. Martín y yo nos miramos porque cada uno pensábamos que se dirigía al otro. Nos paró para hablar de nuestro objetivo, nos comentó que él se puso las pilas para empezar también cuando nos leyó y que iba también obteniendo resultados a su esfuerzo. La verdad es que es gratificante y muy motivador para nosotros recibir estos refuerzos. ¡Gracias, Manel!