Somos animales de costumbres. Y el Objetivo 25+ no escapa a esta ley. De hecho, la idea del reto en el que estamos inmersos los ‘motivados’ es adquirir costumbres alimenticias saludables. Y en ello estamos. El tema es que nuestra bendita Paula intenta, cada dos por tres, sacudirnos esa rutina y hacer de este camino algo ameno y alejado de algo estructurado. Y la última de sus artimañas fue una encerrona.
Me explico. Como bestias de costumbres que somos, los viernes acudimos Luismi y servidor con puntualidad británica (a las 9.00) a una de las sesiones que tenemos con el preparador físico Fernando Carrascón, que poco a poco va viendo los progresos de sus charlatanes alumnos. Después de unos 50 minutos, continuamos cada uno con trabajos en el gimnasio (elíptica, spinning, etc) para llegar, a las 11.30, secos al control de Paula. Como los boxeadores. Resulta que el viernes, el coche de Fernando le jugó una mala pasada y cuando entramos a Nutrium, ante el retraso de nuestro entrenador, Paula nos llamó al orden: a la báscula. No tocaba y entramos a su despacho a regañadientes. Maldito coche de Fernando… El resultado fue que ninguno de los dos se había quitado kilos, aunque en mi caso había perdido 500 gramos de grasa y había aumentado los líquidos. Luismi acusó mismo peso que la semana anterior, también aunque había ganado un kilo y medio de músculo.
Paula nos llevó a la calma y la conversación derivó en los falsos mitos con respecto a la alimentación, como los productos que retienen líquidos. Para esta semana nos dio una dieta vegana, bastante maja por cierto, ya que el miércoles teníamos (tuvimos) una comida en la sociedad gastronómica de Luismi en la que pecamos. No mucho, pero caímos en tentaciones, que las había muchas. Pero sin pasarnos demasiado, eso sí. Luismi es un cocinillas y es difícil escapar de sus delicias culinarias.
La verdad es que después de un mes y medio, tanto mi compañero como yo nos sentimos muy bien. Estamos centrados, disfrutando de este camino y de sus resultados. Porque ya se empiezan a notar. Nos lo dijeron mis amigos Camelia y Carlos, a quienes encontramos al salir de la sesión física el miércoles pasado. “Con todo el ejercicio que hacías antes, no sabía por qué no perdías peso”, se sinceró Camelia. “Ahora sí se ve”. Mañana será la báscula la que dicte sentencia. E intentaremos evitar la encerrona a la que fuimos “sometidos” la semana pasada. De eso dependerá el coche de Fernando. ¡Trata de arrancarlo, Fernando!