Ya estamos aquí. Los motivados hemos regresado a los brazos de Paula. Después de un verano en el que nos hemos relajado, quizás más de lo que esperábamos, tanto Luismi como servidor estamos intentando retomar las buenas y saludables rutinas que, sin aparcarlas del todo durante estos dos meses estivales, nos las hemos saltado un poco. Y los verdugos han sido los de todos los veranos: las cervecitas en alguna terraza o playa, la pereza para salir a ejercitarse, la buena (y mala) vida, que si un Laurel por aquí, que si una cena copiosa por allí, que la visita de un cuñado, etc, etc, etc. La cosa es que siempre buscamos excusas para dejarnos estar en verano. Pero estamos otra vez aquí, confiados en continuar con nuestro reto.
La última vez que nos dirigimos por esta vía yo estaba a punto de emprender el Camino de Santiago y Luismi ya mojaba sus pinreles en las playas de Huelva. El Camino hacia Compostela fue duro, no tanto por lo físico (que también) sino por lo emocional. En la tercera etapa, al llegar a Sahagún, me comunicaron que mi amigo había perdido su batalla frente al Covid. Entonces el reto fue dedicarle el Camino a él, a su mujer Fer, a sus hijas y a sus padres. Conseguido.
Pero me estoy yendo por las ramas. En el Camino perdí más o menos un kilo. Curioso. Paula ya me lo había anticipado. Comía y cenaba bien, me hidrataba mejor, y un kilo se quedó allí en Santiago junto a un mar de lágrimas. Después del Camino marché con mi familia a las playas de Almería. Me relajé, me deshinché y regresé a Logroño con el mismo peso con el que me marché. Llegó agosto y volví al trabajo y después de unas semanas vino de visita un cuñado con su mujer. Fueron dos semanas desastrosas, comiendo más de lo que debía; bebiendo mucho más de lo que debía. Pero he sobrevivido y, mientras estaba con mi cuñado y nuestras familias en Asturias, regresé a los consejos de Paula… vía online.
Porque poder ser aconsejado de esa manera te permite mantenerte en alerta. Incluso de vacaciones. Me considero un gordo del alma. Es decir, aunque físicamente pueda parecer (no ahora, desde luego) delgado, mi cabeza siempre sueña con un buen chuletón, una copa de vino y unos pasteles de postre con sus respectivos chupitos. Por eso es importante para nosotros seguir adelante con este reto. Y el hacerlo con un móvil desde Asturias (en el caso de Luismi fue desde su casa mientras trabajaba) nos permite seguir adelante. Lo dicho: los motivados estamos aquí otra vez dispuestos a retomar las pautas que nos haga sentirnos cada día mejor.