Tentaciones
Huevos con jamón.
Ya lo avisé desde el primer día: me gusta llevar una vida social activa y en Logroño es relativamente fácil disfrutar de ella. La capital riojana es una ciudad de tentaciones para el que quiera aprovecharlo.
Este era el primer fin de semana más o menos libre desde que comenzó oficialmente ‘Objetivo 25 kilos’ y, como no podía ser de otra forma por las circunstancias propicias y por el buen tiempo, era el momento ideal de echarse a la calle, disfrutar y, por qué no, comprobar si soy uno de los boicoteadores con los que voy a tener que pelear en este reto. Oportunidades para saltarme a la torera la dieta he tenido y en todas he estado.
¿Que si he flaqueado? Puede que un poco. Os cuento…
El viernes, en ese afán del Centro de Fisioterapia Las Gaunas de poner en orden este cuerpo que les ha llegado maleado y con achaques, Miguel Moreno se puso manos a la obra para mejorar mi dañado tendón de Aquíles. La técnica que empleó se llama EPI (Electrolisis Percutánea Intratisular). Es una técnica de fisioterapia invasiva que ha dado grandes resultados y que consiste (espero explicarlo sin equivocarme demasiado) en clavar una aguja de acupuntura en la zona lesionada y, después, aplicar a través de ella una corriente eléctrica galvánica que destruye el tejido dañado y fibrótico y produce una inflamación local que ayuda a la formación de nuevo colágeno y la reparación del tejido blando afectado.
Miguel (parece que en este camino además de con grandes profesionales he dado con estupendos comunicadores), me explicó en qué consistía lo que me iba a hacer, me avisó de que podía ser doloroso (no lo fue demasiado) y me aconsejó estar tranquilo este fin de semana porque podía molestarme el tendón. La verdad es que sí que he tenido la zona un poco molesta pero sin dolor.
Lo bueno de este proceso no va a ser sólo lo saludable que voy a salir de él, también lo es que estoy constantemente aprendiendo cosas. Así, da gusto.
Y llegó el sábado. El mayor de mis hijos se iba de campamento y, por estas casualidades favorables de la vida, el pequeño acabó en casa de un amiguito, dejándonos a mi mujer y a mí con un sábado para nosotros, con un día ‘de novios’ que (los que sois padres ahora vais a asentir con la cabeza) no hay que desaprovechar. Decidimos comer por ahí y, aconsejados por la pareja que se quedó gentilmente al cuidado de nuestro rubio, acabamos en un pequeño restaurante de la calle San Agustín, previo paso por un bar que dice tener las mejores tortillas del mundo (no sé si serán la número uno planetaria, pero puedo dar fe de que están buenísimas). Ahí me tomé un agua fría.
Cena electoral en el periódico.
Ya en el restaurante nos decidimos por pedir unos cuantos platos para compartir: piparras fritas, espárragos a la plancha con una mayonesa de boletus, huevos fritos camperos con jamón y tataki de atún. Todo estupendo. Intenté evitar el postre, pero mi mujer pidió una fantástica torrija que tenía que probar. El éxito fue meter sólo dos veces la cuchara porque, hace bien poco, casi hubiera chupado el plato.
Para beber, agua. La comida pedía vino, pero he decidido que, si puedo, prefiero evitar el vino… por mucho que me pene.
Lo que antes podía haber acabado con un par de gintonics, finalizó con una tarde de recados.
Yo creo que me controlé. Este martes, en mi nueva visita a Nutrium, Paula Fernández me dirá si mi criterio está desviado. Además, toca pesaje y la báscula no engaña…
El domingo, ración doble. Con la excusa de probar unos vinos chilenos que una amiga había traído tras una estancia en Santiago, nos invitó a comer a unos cuantos. Obvié el jamón que puso para picar, comí una sardina con guindilla (jod..r, cómo picaba la guindilla jajaja) y mi menú lo limité a ensalada y pollo asado (pechuga). Agua de nuevo para beber… y un trago (sí, sólo un trago) del vino chileno. También evité el helado en el postre.
Por la tarde-noche-madrugaba tocaba jornada electoral en Diario LA RIOJA. De esos días bonitos para los periodistas… pero también de esos en los que el periódico encarga cena para poder calmar los aullidos del estómago entre datos de escrutinio y porcentajes de voto. Emparedados, bocadillos, tortillas, refrescos… Decidí anticiparme a la gula y me llevé mis lonchas de pavo y mis naranjas y marqué como habitación prohibida la sala en la que estaban las tentaciones.
Prueba superada… o no. Este miércoles lo sabré. La nota del examen que supone subir a la báscula dirá si he sido bueno o no. Casi me preocupa más saber lo que opina Paula, y si lo que yo creo que no está mal, quizás se aleje de lo que verdaderamente está bien. Toca seguir aprendiendo.
PD: Boicoteadores, mi lista está creciendo. Me la guardo para otra ocasión… Será pronto…