En una Comunidad Autónoma, vecina de La Rioja, se celebró una reunión
sindical de la mesa sectorial de la Enseñanza, en la que, como último
punto del orden del día, figuraba la palabra «Varios», como si fuese
una cuenta de ingresos y gastos y se necesitase un epígrafe en el que
introducir los euros de difícil origen o destino. Un catedrático, amigo
del lenguaje, como se supone en todos los que nos dedicamos a la
enseñanza, preguntó el porqué de aquel cambio, que sustituía el
tradicional «Ruegos y preguntas» por el anodino y economicista
«Varios», y la respuesta, dada por el miembro de un tradicional
sindicato, bien merecería el ingreso en la famosa «Cárcel de Papel» de
la desaparecida revista de humor ‘La Codorniz’; la respuesta fue: Lo
hemos cambiado para quitar el matiz religioso que tiene «Ruegos y
preguntas».
He de confesar, como pobre aficionado y humilde estudioso de las
palabras, que intenté encontrar ese matiz religioso del susodicho
epígrafe y no lo encontré por ningún sitio; acaso viniesen a la memoria
del personaje, autor del invento, las letanías del rosario y la
respuesta de los fieles: «Ruega por nosotros», ya se sabe que los
miembros de estas mesas sindicales suelen ser personas liberadas y sin
contacto real con el trabajo diario, por lo que suelen estar alejados
de la realidad.
Este proceder es muy indicativo del comportamiento de algunos sectores
sociales, que mantienen ciertas ideas en el nivel teórico y no en el
práctico. El caso que nos ocupa es paradigmático de esta confusa
situación: se admite que haya clase de religión en los centros públicos
de enseñanza, pero no se admite, por su matiz religioso, el epígrafe
«Ruegos y preguntas», pero los ejemplos son variados: «Soy un
ayuntamiento progresista, pero especulo con el suelo público», «Me digo
defensor de los trabajadores, pero acepto que les suban el sueldo por
debajo el I.P.C.», «Me declaro de izquierdas, pero colaboro a que los
ricos sean más ricos y los pobres más pobres», etc., etc. Supongo que
todos estamos expuestos a esta dualidad entre Teoría y Praxis, incluso,
a veces, es traumático su reconocimiento, pero hemos de procurar no
hacer el ridículo, alardeando de unas ideas que hace mucho tiempo
fueron abandonadas en la práctica.
Queridos lectores, les hago un último ruego -perdón, un varios-
«disfruten de esta semana de Epifanía», aunque tenga matiz religioso.