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La plazuela perdida

ROSA DÍEZ Y LA LEALTAD

No se puede decir que haya sido una gran sorpresa la salida de laeurodiputada Rosa Díez, del partido socialista obrero español, pues era unaposibilidad manejada en círculos políticos desde hacía tiempo; sí que hasorprendido la acusación de “deslealtad”,lanzada desde las alturas del partido. No es el primer caso que sucede, ni seráel último, pero llama la atención su marcha, dada la personalidad de laeurodiputada y el compromiso que mantuvo en épocas difíciles con el partido socialistade Euskadi.

Hacía tiempo que el grupo, defilosofía socialista, englobado en la plataforma “Basta ya”, no se encontraba cómodo en el partido y con el partido;la pregunta es: ¿por qué no se encuentran a gusto? Y en la posible respuestaentra en juego la nombrada “lealtad”.

¿A qué debe ser leal un político o,mejor, un militante político? ¿A las ideas tradicionales del partido? ¿A susconvicciones políticas personales? ¿Al deseo de sus votantes? ¿A las órdenesdel jefe para la legislatura en curso?… Esta interpretación de la lealtad eslo que ha acabado con la valiosa Rosa Díez y con otros fuera del partido y, ensu caso, de la política.

Siempre ha llamado mi atención lafacilidad con que los militantes socialistas suelen acatar cambios de orientación,propuestos por los dirigentes, aunque sean cambios de blanco a negro, sinningún atisbo aparente de malestar personal ni de duda, supongo que lasprocesiones irán por dentro, y aunque están en su derecho de tener fe ciega ensus dirigentes, visto desde fuera, resulta extraño. No hace falta remontarse alos antiguos y sonados “OTAN sí, OTAN no”o “Marxismo sí, marxismo no”, ahorapodemos verlo en la actitud del socialismo ante los nacionalismos. Hasta hacepoco, cualquier militante socialista criticaba a los nacionalismos, como algodisgregador de España y contrario a la solidaridad social y nacional propugnadapor el partido, pero, de pronto, no sé si por necesidad de pactos paraconseguir poder, cambian de opinión, los nacionalismos comienzan a ser buenos,hay que entenderlos, acercarse a sus ideas, tener una concepción más modernadel Estado, etc., etc. Y aquellos que se jugaron la vida en épocas difíciles–algunos la perdieron- por defender las ideas de siempre, se resisten aaceptarlo. Y les llaman desleales. ¿De verdad las bases socialistas losconsideran desleales? Yo lo dudo.

“ALONSO CHAVARRI”

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Por Jesús Miguel ALONSO CHÁVARRI

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octubre 2007
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