No cabe duda de que los trastornos de la alimentación son enfermedades de estos tiempos, que tienen que ver con las nuevas formas de vida y, sobre todo, con esas vidas imaginarias que se difunden por televisión. Quienes trabajamos con adolescentes, nos encontramos periódicamente, cada vez con más frecuencia, con casos de muchachas anoréxicas, que caen en la enfermedad por pretender conseguir esas figuras imposibles y esas tallas ridículas que se mueven por las pasarelas. ¿Qué lleva a una muchacha sana, inteligente y saludable a trastocar su mente, hasta transformar su cuerpo en el de una enferma, de delgadez extrema?
Desde que un paradigma de la moda dijo la estúpida frase: “Una mujer nunca está suficientemente delgada”, ha llovido mucho, pero parece que siempre hay gente dispuesta a seguir, al pie de la letra, las estupideces; cuando estas personas son anónimas, no hacen daño a nadie, salvo quizás a sí mismas, pero cuando tienen influencia social, del tipo que sea, son un peligro, especialmente para las personas en formación, casi siempre dispuestas a seguir los dictados de ciertos personajes populares.
Últimamente, han aparecido en televisión desfiles de moda, como todos los años por estas fechas; en la pasarela Cibeles, que parece exigir un mínimo de masa corporal para poder desfilar, la imagen de estas chicas no es tan escandalosa, aunque siguen pareciéndome mujeres muy delgadas, carentes de atractivo –los diseñadores sí parecen gustar de sus figuras andróginas y asexuadas, ellos sabrán por qué- pero en un desfile parisino, que también tuve ocasión de ver por televisión, algunas modelos eran de una delgadez escandalosa, que muchos tildarían de enfermiza y ofensiva.
Si a esto añadimos los mensajes, subliminales y no tanto, que incitan a adelgazar: apologías de máquinas de gimnasio, milagrosos productos comegrasas, anuncios de cualquier cosa, en los que la delgadez es signo de triunfo social, con que se ven bombardeados nuestros jóvenes, podemos hacernos una idea de por qué los adolescentes caen en los trastornos alimentarios. ¿Quiénes son los responsables de esta moda contra natura? Recordemos que cuando no había comida y la mujer trabajaba en el campo, el canon femenino era una figura gordita y de piel blanca; cuando la comida es abundante y la vida sedentaria y a cubierto, el canon cambia a figura delgada y piel morena. Siempre fastidiando y haciendo gastar dinero al personal. Es bien sabido que lo que se cultiva florece, tanto lo bueno como lo malo.
“ALONSO CHÁVARRI”