Siempre se ha dicho que noviembre es un mes afortunado, pero, en La Rioja, los realmente afortunados son los riojanos y sus visitantes, que pueden admirar el regalo para los sentidos que supone noviembre. A los pintores siempre les han atraído los colores de este mes: la variedad de tonos en las hojas de árboles y viñas, los verdes y azules de los ríos, los contrastes en el cielo A mí me llaman la atención esas largas uves, incesantes, de las aves migratorias y su instinto primario de volver a repetir, así como su afán, sin zozobra, en iterar las huellas del camino recobrado de su única vereda; y el olor a moho y mosto de las pequeñas bodegas, en las que el vino, entre trasiego y trasiego, madura en las cubas y es clarificado con lajas de espejuelo o con polvos de metabisulfito. Es un mes acotado por la nieve de los viejos refranes acertados: «En Los Santos, la nieve por los altos; y en San Andrés, la nieve por los pies.» Como un par de deseos anhelados.
Comienza noviembre con el extraño Halloween, festejo de culturas extranjeras, remedo del olvidado día de las Ánimas, que, en la infancia perdida de los valles, era un compendio de buñuelos y miserere, y día de velas y calabazas, que el anochecer transmutaba en calaveras, para dar sustos con sus ojos llameantes. Sigue el mes con su retahíla de refranes, algunos referidos a la huerta: «¿Por qué el ajo en La Rioja nació ruin? Porque no me sembraste por San Martín.» Refrán respondido por los tardíos con este otro: «En enero madruga ya el ajero; y a últimos mejor es que a primeros.» Y ambos son aceptados por el que dice: «Las dos fechas son buenas, no lo dudo, que en el campo riojano hay pocos mudos.» Otros santos también tienen su refrán novembrino: «El barbecho, después de San Millán y antes de San Crispín, has de sembrar; pero, si no acompaña su tempero, ruega que San Andrés ponga remedio.»«Alerta, que ya llega San Odón, y has de tapar el cardo con cartón.» «Es por Santa Cecilia musiquera, cuando a la pella ves la cabellera.» La matanza del primer cerdo del invierno nos deja estos refranes: «En noviembre, el lechón hocica el barro; tú prepara el cuchillo con el gancho.» «Morcillas de noviembre las más ricas, que no me acuerdo ya de las morcillas.»
Indudablemente, noviembre, en La Rioja, siempre ha sido un mes querido y esperado, como compendia el más conocido de sus refranes: «Dichoso de noviembre, pues es mes que empieza por Los Santos milagreros y acaba recordando a San Andrés.»