Lo primero que quiero decirte es que no te sientas ni raro, ni culpable por tener esa tensión a veces incluso incapacitante, que se llama ansiedad.
Creo que el primer paso es normalizarla. Ser conscientes de que forma parte de todos los seres humanos. Es la reacción que tiene nuestro cuerpo y nuestra mente ante una situación de amenaza. Esta amenaza puede ser objetiva (por ejemplo, tener un león delante nuestra) o como pasa en muchas ocasiones, nosotros interpretamos una realidad como amenazante.
¿Por qué? Por diferentes razones. Puede que una situación nos haga tambalear nuestros cimientos. Es decir, nuestro sistema de creencias con el que hemos entendido el mundo hasta entonces. O puede que percibamos como amenazante una situación porque no nos sentimos con los recursos necesarios para afrontarla y conseguir el resultado que deseamos.
Sea por lo que sea, lo que quiero transmitirte con esto es que en función de nuestros recursos y de nuestras creencias, nos generan ansiedad unas situaciones u otras. Aunque hay descritos estresores “universales”, la vida cada uno la vivimos como podemos y sabemos.
Como te decía al comienzo, te animo a que normalices la ansiedad y a que te liberes de la culpa porque no solo no suma, si no que resta. También te animo a que empatices cuando ves a alguien sufrir y no entiendes desde tu punto de vista, que su situación justifique su ansiedad. Sus motivos tendrá, igual que tú tienes los tuyos.
La buena noticia es que podemos aprender a gestionarla para que sea menos incapacitante, no interfiera en el desarrollo de nuestro día a día y no nos aleje de nuestros objetivos.
Pautas que te ayudarán…
Todo esto a veces no es fácil hacerlo solo, lo sé. Empezando por la primera de las pautas que te he ofrecido, ya que lo habitual es que tanto los hábitos de alimentación como de nuestro tiempo de descanso, se vean afectados justamente cuando tenemos ansiedad.
Por eso no dudes, si no puedes solo, en buscar un profesional para que te ayude a implementar esto, mejorar tu “mochila de recursos” y como consecuencia, tu calidad de vida y probablemente la de aquellos que te rodean.
Ivette Urrutia.
Psicóloga en Logroño.
Coach Profesional por la Escuela Europea de Coaching.
www.ivetteurrutia.es