Una y otra vez recibo consultas, quejas o lamentos, descripciones de situaciones que los padres viven con frecuencia en su relación con sus hijos con alta capacidad y los profesores u orientadores. Algunas de ellas ha suscitado entradas anteriores del blog como las siguientes:
¡No se preocupe, con el tiempo su hijo se normalizará!
Mi hijo tiene un CI de 145, pero no es ‘superdotado’
El CI, una obsesión con poco fundamento.
‘Su hijo será ‘superdotado’, pero eso no quiere decir que tenga necesidades especiales’
¡No creo que existan los ‘superdotados’, en mi clase no hay ninguno! ¿Estás seguro?
Mi hijo tiene alta capacidad, ¿se lo digo?
La lista es mucho más larga, pero no quiero abusar. Solo añadiré dos, una de ellas viene suscitada por un comentario reciente a propósito de la precocidad y otra sobre la conveniencia, o no, de hacer conscientes a los hijos (o alumnos) de sus capacidades.
“A mi hijo con 6 años recién cumplidos le han hecho en el colegio pruebas de altas capacidades. Nosotros llevábamos tiempo notando cosas y al comentarlo nos dijeron que era buen momento para hacer las pruebas. Según la reunión mantenida con la psicóloga no tiene altas capacidades. Sí consideran que es un niño precoz, que tiene un buen dominio en todas las áreas pero que no llega a sobresalir según el CI. No nos dieron cifras (que tal vez sea lo de menos) ni ningún informe porque nos dijeron que son apuntes suyos. No sé si esto es lo habitual o no. Simplemente que pasarían esta información a primaria para que tuvieran constancia el año que viene. Puede ser precoz ahora y que más tarde desarrolle una alta capacidad? ¿Deberían hacerle un seguimiento? “
Realmente, ¿estas cosas pueden pasar? ¿Entendéis ahora el título de la entrada? No haré leña del árbol caído, solo respondo a propósito de la precocidad con esta entrada:
A propósito de la precocidad y otras etiquetas
Y finalmente, creo que puede ser de interés repasar esta otra.
Mi hijo tiene alta capacidad, ¿se lo digo?
A lo mejor es que hay que repasar estas consideraciones:
Alumnos con altas capacidades, ¿es posible definirlos?
Pero realmente el propósito de esta entrada, que queda justificada por lo antedicho, es recomendar unas lecturas para este verano.
Decía que sin estudio no hay aprendizaje. Quizá alguien recuerde un anuncio que ofrecía “el inglés sin esfuerzo”. Nada más falso. Sin estudio no hay aprendizaje y sin esfuerzo tampoco.
Quiero recordar aquella acepción sobre el estudio de Leopoldo Eulogio Palacios en su obra Filosofía del saber que dice, citando a Schopenhauer, el estudio es “la ocupación del entendimiento con los conceptos, la presencia de estos en la conciencia es lo que se llama propiamente pensar“.
Esto mismo puede decirse del estudio que es el camino del aprendizaje, tan necesario en nuestro campo educativo. Algunos recordaréis algunas entradas que se titulaban “Todo está escrito”… creo que voy a tener que recuperarlas para animar a la gente a estudiar, de otro modo algunos problemas sencillos se volverán insolubles. Más por ignorancia que por mala voluntad.
Pues aquí va la propuesta hasta septiembre. Tres libros que hemos editado en UNIR en estos años (uno acaba de salir) y que merecen ser, no leídos, estudiados. Si lo conseguimos, aunque haya posturas distintas sobre determinados temas, las conversaciones tendrán más fundamento y mejores evidencias. El gran drama en educación es que las opiniones gratuitas o arbitrarias, resultado de la primera ocurrencia que nos viene a la cabeza, no tienen consecuencias. ¡Así nos va!
Estos son los libros, que se pueden conseguir por cualquiera de los cauces habituales (tanto en formato electrónico como en papel)
Os deseo un buen y merecido descanso a todos. El verano es una buena época para cambiar de ocupación y pensaba que una lectura reflexiva de estos libros podría ser un gran momento para ponerse al día. ¡Feliz descanso y provechosa lectura a todos!