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Javier Tourón

Talento, educación, tecnología

'Su hijo será 'superdotado', pero eso no quiere decir que tenga necesidades especiales'

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Esta frase la recojo de un comentario que Alfonso dejaba a mi entrada del día pasado sobre la “normalización” con el paso del tiempo.Decía Groucho Marx que “es mejor estar callado y parecer tonto, que hablar y despejar las dudas definitivamente”. Al profesor que dijo lo que titula esta entrada le pasa algo de esto. Desde luego lo habrá dicho con su mejor intención, no me cabe duda, pero no se puede demostrar más desconocimiento sobre este asunto con menos palabras.

Primero, la mal llamada “superdotación” no es un problema de ser o no ser. Lo he repetido con insistencia en este blog. No es correcto decir que un niño es y otro no es (no quiero repetir el término).


Segundo, por lo dicho en el párrafo anterior no existe un punto de corte rígido e inflexible a partir del cual el niño “sublima” y pasa de sólido a gas, como por ensalmo. No se puede decir que por tener usted 140 de tensión máxima es hipertenso y por tener 137 no lo es. Del mismo modo no se puede decir que usted es anémico cuando tiene 3.800.000 eritrocitos y no los es cuando tiene 4.000.000. Ni se es alto cuando se mide 1.80 m. y no se es alto cuando se mide 1.78 m. ¿No aprecias querido profesor que esto es una cuestión de grado y de contemplar otras muchas circunstancias del entorno personal, familiar, etc.? Yo sí, y la mayor parte de los que han estudiado este asunto también.

Tercero, si es cuestión de grado… no todo está hecho. Me recuerda esto, por mera analogía, aquello que decía el profesor Millán-Puelles hablando de la persona y la libertad: “somos libres, luego no todo está hecho; pero somos, luego no todo está por hacer”Mutatis mutandis, tener capacidad es una cuestión de grado, se puede tener más o menos, pero precisamente por eso “no todo está hecho”.

Cuarto, como “no todo está hecho”, como media una gran distancia entre ganar Roland Garros (hoy mismo lo veremos) y tener una buena complexión física, motricidad y equilibrio, fortaleza psicológica y otros muchos etceteras. Entre ganar un torneo (es solo un ejemplo) y tener las condiciones para ello, media todo un largo camino de esfuerzo, entrenamiento, dieta, gimnasio, espíritu de lucha y superación… En el campo intelectual, por ejemplo, entre tener un buen razonamiento abstracto, una buena visión espacial y un alto razonamiento cuantitativo y ser un buen matemático, median también miles de horas de estudio y trabajo esforzado. Hay una regla de oro que ya se mencionó otras veces aquí: 10.000 horas de práctica deliberada son lo mínimo que se considera para llegar a ser experto en un campo dado. Te pondré un ejemplo más por vía de anécdota. Decía el insigne pianista Vladimir Horowitz: “cuando no ensayo un día… lo noto; cuando no ensayo dos días… lo nota mi mujer; cuando no ensayo tres días… lo nota el público”. Desde luego que hace falta mucha práctica diaria para llegar a la excelencia y, si esta palabra no os gusta, lo puedo decir de otro modo. Hace falta mucho esfuerzo para convertir el propio potencial en rendimiento, tanto más cuanto más potencial, como parece obvio. Y, desde luego, sin medidas específicas no es posible que el niño de alta capacidad desarrolle todo su potencial. Y si no lo hace, estará fracasando la educación que recibe. ¿O no es la educación un proceso de actualización del propio potencial? Los centros educativos y quienes los dirigen deberían considerar seriamente este aspecto.

Quinto, «Quod natura non dat, Salmantica non præstat», cierto es, pero en el caso de los niños que tienen buena capacidad, la naturaleza (y el ambiente) sí han dado la materia prima que ahora tendrán que hacer rendir, convirtiendo el potencial en rendimiento, la capacidad en talento, como acabo de señalar. Y esto requiere medidas distintas para cada persona.

Sexto, como la capacidad de los alumnos es variable y el tiempo de exposición al currículo es constante, claro que los niños más capaces tienen necesidades educativas especiales o específicas (o particulares, tanto me da). Y,  ¿sabes por qué? Te podría dar docenas de razones pero apuntaré solo dos: su velocidad de aprendizaje es muy superior a la de sus compañeros de edad y el nivel de conocimientos puede ser superior, en algunos casos, en más de dos años al de sus colegas de clase (al menos en algunos temas). Hay docenas de razones más que puedes consultar aquí o aquí.

Séptimo, por todo lo anterior, los niños más capaces necesitan niveles de complejidad, abstracción, amplitud, profundidad, nivel de reto y velocidad de desarrollo del currículo que son mayores cuanto mayor es su capacidad. Por que sí, tener capacidad, alta capacidad y tener necesidades diferentes de otros que no la tienen tan alta como la tuya, exige acciones diferenciales. Si tú eres un profesor que educa clases en lugar de personas, te recomendaría leer más sobre Pedagogía Diferencial, o cambiar de profesión.

Para terminar, estamos en una época en la que la escuela avanza imparablemente (por suerte) hacia un modelo de personalización del aprendizaje (puedes ver muchos posts al respeto en este blog); esto significa que los conceptos clásicos de ese profesor en la tarima lanzando “somníferos por vía auditiva” a sus alumnos, que se cree que él y su libro son la fuente del conocimiento, en la que el currículo es rígido y la edad es el criterio de agrupamiento, pasarán a la Historia de la Educación, dejando paso a una escuela abierta y flexible donde las necesidades de CADA alumno en CADA momento de su desarrollo serán el criterio para llevar a cabo una educación verdaderamente adaptativa. Vamos, lo que debe ser.

Talento, educación, tecnología con Javier Tourón

Sobre el autor

Vicerrector de Innovación y Desarrollo Educativo en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), es Catedrático de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación. Doctor en Ciencias de la Educación y Ciencias Biológicas. Convencido de que 'El talento que no se cultiva se pierde' ha dedicado gran parte de su carrera académica e investigadora a los alumnos de alta capacidad intelectual, su identificación y promoción educativa; encontrando en la correcta utilización de las nuevas tecnologías y la innovación educativa caminos para lograr sistemas educativos excelentes capaces de promover y alentar el talento y las capacidades de todos los alumnos.   MÁS SOBRE EL AUTOR


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