Cuando le preguntaron por su propia muerte, Bueno respondió que, el día en que muriera, no pasaría nada. Solo era un modo de esquivar los riesgos que el idealismo proyecta sobre la hora fatal, un modo de espantar la tentación espiritualista que cree salvarnos de la degradación material. Porque, en realidad, han pasado cosas. Supongo […]