Juan Carlos Sancha cierra el día 19 con una propuesta inédita la décima temporada del club de catas
El bodeguero presentará en primicia su colección de garnachas centenarias de Baños de Río Tobía, miniparcelas en un radio de apenas tres kilómetros (pincha para inscribirte)
El club de catas de lomejordelvinoderioja.com nació hace diez años para mostrar la extraordinaria diversidad del vino de Rioja: la tierra de los mil vinos. Fiel a aquel original espíritu, no podía haber mejor cierre para esta décima temporada que la propuesta de Juan Carlos Sancha para el próximo martes 19 de diciembre. Investigador, profesor, asesor vitivinícola y bodeguero, Sancha propone una lección magistral (masterclass si quiere) del concepto de terruño, del ‘terroir’ elevado a su máxima expresión: seis vinos de otras tantas parcelas, que apenas distan tres kilómetros en Baños de Río Tobía, de una misma variedad e idéntica viticultura, elaboración y crianza. «Nunca he hecho esta cata en público y no creo que sea fácil hacer algo similar en ninguna otra parte del mundo», avanza el bodeguero.
Serán siete vinos de seis pequeñas parcelas, inferiores a una hectárea, todas ellas con viejos vasos de garnachas más que centenarias, hincadas por cuartas y terceras generaciones ancestrales, en suelos similares aunque con distintas profundidades y exposiciones, que marcan las diferncias: «En mis clases –explica Sancha–, hemos definido muchas veces el ‘terroir’ pero, en esta ocasión, va a ser la más fácil de todas ellas».
Después de dos décadas en Viña Ijalba, Juan Carlos Sancha decidió levantar en su pueblo, Baños de Río Tobía, una pequeña bodega (apenas 40.000 botellas), que distinguió del resto con una apuesta por las variedades autóctonas rescatadas por el profesor Fernando Martínez de Toda y por él mismo y, sobre todo, por la recuperación de viejas garnachas: «La ‘tiranía’ de Rioja y del tempranillo se llevó por delante esta extraordinaria uva –en 1973 el 39% de la superficie era de garnacha y ahora es sólo del 8%– y tampoco dejó espacio para las zonas geográficas donde no estaban implantadas las bodegas».
Vino de subsistencia
«Mi pueblo –continúa– es conocido por los chorizos y los jamones pero existen también estas viejas laderas donde nuestros abuelos y bisabuelos plantaron garnachas con las que hacían el vino para sus casas». Así se hincó en 1917 Peña El Gato, la media hectárea que el bisabuelo de Juan Carlos regaló a su abuelo por su boda: «Eran pobres de solemnidad, como todos los agricultores entonces, y con aquella media hectárea intentaba garantizar una parte de la dieta y de los ingresos para la nueva familia». Cien años después, su bisnieto ha ido comprando pequeñas parcelas a viejos viticultores del pueblo que, por imposibilidad física de trabajarlos, se veían obligados a abandonarlos: «El orgullo no me lo quita nadie cuando se enteran de que cada garnacha lleva su nombre–explica Sancha– y, mucho más, cuando en el vermú les cuento que tal o cual revista americana les ha dado no sé cuantos puntos». «Ninguno de ellos –continúa– plantó las viñas, sino sus abuelos, pero las cultivaron hasta que pudieron y evitaron caer en la tentación productivista del valle».
Los vinos de la cata
En este sentido, la colección Peña El Gato que presentará el próximo martes el bodeguero distingue los vinos por los nombres de los viticultores propietarios originales: Manolo López, Jacinto López, Fernando Martínez de Toda (la única de Badarán, limítrofe con Baños), José Luis Martínez y, por supuesto, Juan Carlos Sancha, forman el menú principal de la cata. Además, un sexto vino, Peña el Gato Natural, sin sulfitos, y demostración de que los vinos naturales de máxima calidad también son posibles. Para concluir, como gran primicia, un séptimo vino, que todavía no ha salido al mercado y del que sólo hay una barrica, sobre el que Sancha no avanza detalles: «En la cata, en la cata…; sólo te diré que es de cepas de garnachas ‘corridas’ y que han colaborado mucho mis alumnos».
Baños, y la comarca del Alto Najerilla, emergen gracias a esta histórica variedad y al empeño y trabajo de Juan Carlos Sancha de recuperar la memoria colectiva de la comarca. De hecho, son varias bodegas las que han apostado ya por la garnacha y la zona:«Estamos en deuda con nuestros abuelos;si la nueva categoría de ‘Viñedos Singulares’ que ha aprobado Rioja sirve para que no se arranquen estos viñedos históricos habrá merecido formar parte del Consejo Regulador durante tantos años».